Larga cola para acceder a los cines Yelmo Ideal (Madrid)
Va a ser que el problema no es la calidad del cine sino el precio de las entradas. Al menos, esa es la primera (y más obvia) lectura que sacaríamos de analizar, primero, el tremendo éxito popular que vivió la "Fiesta del Cine" -recordemos: se vendieron 1.573.112 entradas a 2,90€ cada una (siete veces más que los mismos días de la semana anterior)- y, segundo, tras la apuesta de las cadenas exhibidoras Yelmo y Cinesa que, estos tres primeros días de semana, rebajaron el precio de sus entradas a 3,50€ vendiendo 112.021 entradas Yelmo y 191.976 Cinesa. Es decir, que rebajando el precio de los accesos a las salas, prácticamente, han cuadriplicado la recaudación de las mismas.
¿Cómo funcionó la propuesta? Para Yelmo la apuesta era conseguir más fans en su página de Facebook, de ahí que cualquiera que se hiciera fan de la misma obtenía un código que le permitiría canjear una entrada normal por la reducida de 3,50€. En Cinesa era aún más sencillo, simplemente había que imprimirse un cupón colgado en su web oficial y listo. Resultado: Yelmo facturó 420.174€, un 74% más que la semana precedente (Cinesa no ha hecho públicos los datos económicos). En otras palabras, aun rebajando el precio de las entradas Yelmo hizo dinero más que suficiente como para justificar su propuesta.
Pese al éxito de la iniciativa aún quedan muchos flecos por limar en un sector, el de la exhibición cinematográfica, gravemente herido por culpa de los costes fijos (de por sí altos), el abusivo IVA impuesto por el gobierno y el cambio en los hábitos de consumo de los espectadores (en el que se incluiría la descarga ilegal de películas). También habría que señalar que Yelmo y Cinesa -según indica El País- se saltaron a la torera los acuerdos llegados hace un par de semanas en un encuentro entre exhibidores, al rebajar sus precios sin consultar a la distinta competencia del sector.
Lo cierto es que no todos los cines puede permitirse el rebajar sus precios cuando les venga en gana y, mucho menos, reducirlos de forma permanente: entre los dividendos que se lleva el distribuidor y la parte que le toca al estado, el exhibidor podría acabar ingresando únicamente el 40% del precio de la entrada. Pero aun así es necesario un mínimo consenso entre público, exhibidores y distribuidores que facilite que la gente regrese a las salas de exhibición (lamentablemente no parece que el Ministerio de Cultura y Educación piense cambiar un ápice su extremadamente agresiva política cultural, así que quedan fuera de la ecuación). Porque lo que nos prueban todas estas cifras, al final, es bastante claro: a la gente le gusta ir al cine pero, en la España de la crisis, el paro y el IVA, no parece que todo el mundo se pueda permitir pagar entre 7 y 10 euros por entrada (y ya no digamos familias con hijos).
Los juegos del hambre: En llamas
Los juegos del hambre: En llamas Tráiler
Alejandro G.Calvo