Con cuatro multipremiados cortos sus espaldas, Carlos Agulló presenta Plot for Peace (Complot para la paz) su primer documental con tintes de thriller político en el que se mete de lleno en mitad de un entramado conspirativo para liberar Nelson Mandela. Todo ello tras la figura de un misterioso personaje, Jean-Yves Ollivier, que durante años el mundo le conocía como Monsieur Jacques. Arropado por interesantes entrevistas e imágenes del conflicto nunca vistas, el film llega un mes antes de que se estrene en España otra versión de la historia del líder, Mandela: Del mito al hombre.
Con tamaña responsabilidad, me preguntaba cómo acaba uno con un proyecto de semejantes magnitudes.
Pues… llegado un momento la fundación African Oral History, que se dedica a difundir la historia sudafricana, se da cuenta de que hay muchas historias que aun no se han escrito y que casi todo el mundo que intervino en el cambio en el mundo sudafricano es gente que ahora ronda entre los setenta y noventa años, había que darse prisa. En un principio tiraron de archivo histórico y nuestra excelente productora, Mandy Jacobson, escucha nombrar en varias ocasiones a un tal "Monsieur Jacques", averiguamos que era el seudónimo que utilizaba Jean-Yves Olliver en los ochenta, y empieza a preguntarse: ¿Quién era este tipo?.
Entonces, ella (Mandy Jacobson) que tiene contacto con Pik Botha, Ministro de Asuntos Exteriores de entonces, le pregunta y consigue tener una serie de reuniones con este hombre, y tras seis meses de verle y de convencerle, accede a contar la historia. Entonces Mandy decide que quiere llegar a un público más amplio, no solo a un público previamente interesado a cuestiones de Sudáfrica, entonces piensa que lo que necesita es que la película tenga un aspecto de thriller político más que de documental histórico, con lo cual quería alguien que viniese de ficción, y por otro lado alguien con una mirada exterior que pudiese identificarse con ese público ajeno al conflicto. Casualmente ella tenía un amigo en común con Alejandro Amenábar, con quien yo he colaborado varias veces, le preguntan y dio mi nombre, y así fue como llegué al proyecto.
Contabas con interesantes ingredientes: conspiraciones, tramas políticas secretas, conflictos internacionales. ¿Nunca te planteaste la posibilidad de hacer del proyecto un thriller de ficción?
Es uno de los proyectos que tengo ahora en mente... (Entre risas) Es posible que en el futuro hagamos una película de ficción con esta y más historias, porque realmente esta es una de las muchas mediaciones y aventuras en las que ha estado implicado Jean-Yves.
Hay imágenes muy duras, que hasta ahora no se habían mostrado, entonces, ¿Cómo intentar que la gente no se distraiga con esas imágenes pero que el mensaje llegue?
Causan impacto por dos razones. Una, porque hay violencia, de esa en la que es evidente que ha habido una matanza anteriormente, golpes y toda clase de abusos; y dos, causan impacto por el hecho de que no estamos tan empapados de la apartheid como pudieran estarlo los ingleses, los americanos o los franceses . Pero si que la productora Mandy Jacobson, y Nhlanhla Mthetwa, el documentalista, insistían muchísimo en la necesidad de no utilizar imágenes muy trilladas, en que fuésemos originales. Nhlanhla se fue a Cuba, Mozambique a Angola y muchos otros países en busca de archivos menos frecuentados. ..
Y bueno, la verdad es que para mí, una de las cosas más divertidas de la película, como montador, ha sido precisamente trabajar con esas imágenes de archivo. Además trabajándolas con una narrativa muy de ficción, siempre quería construir secuencias con una continuidad narrativa, con una linealidad. Además tenía un compositor australiano increíble, Anthony Partos, haciendo una música súper emocionante...Entonces, de repente, construir una realidad que nunca hubiese imaginado una realidad que la persona que rodó esas imágenes nunca había imaginado que este iba a ser el resultado final, y me pareció muy divertido.
Tuvo la oportunidad de contar con los testimonios, de primera mano de importantes personalidades históricas ¿Cómo fue tratar con ellos?
De cada uno, con algunos fue súper cercano, y cordial, hasta tal punto que se venían a comer con nosotros. Pero lo más interesante acceder a ellos, nos sentíamos un poco como Jean-Yves en su época: zigzagueando continentes en un avión pequeñito e intentando conseguir nuestros objetivos. Era un proceso de investigación, y no teníamos claro cuál iba a ser el resultado, ni un guión desde el principio. Fue algo que fuimos construyendo poco a poco. Jean-Yves nos dio acceso a varias personas, luego claro, la fundación African Oral History lleva ya unos años entrevistando a gente muy importante en Sudáfrica, ellos tenían ya acceso directo total a Pik Botha, a Rustie Evans… Y luego, muchos fueron llaves a otros, el tener a Chester Croocker, del Departamento de Estado americano de tu parte da una cierta credibilidad.
Muchos elogian a Jean-Yves, otros le deben la vida, ¿No temían caer en un exceso culto a su personalidad?
Eso fue siempre un poco el mayor debate interno en el equipo y la delgada línea sobre la que había que hacer equilibrios pero sin caer en ningún lado. Había que contar un montón backgrond pero sin irnos demasiado a un documental histórico, pero tampoco centrarnos en un Biopic sobre Jean-YveS. Yo como cineasta era el que siempre empujaba más a centrarnos más en la aventura del protagonista. Es verdad que al principio el espíritu original era haber conseguido más debate entre los personajes y entonces buscamos enemigos de Jean-Yves y gente que hablase mal de él, pero esto fue cambiando. Es el caso de la presidenta de Survie, a la que previamente informamos que la hablaríamos de Jean-Yves, a la que me negué y me niego a que esté en el montaje final. Pues bien, ella no lo conocía y se limitó a hablar mal de él, únicamente por ser empresario francés.
Entre tanta personalidad histórica, ¿quién llamaba más la atención?
Me llamó la atención lo buenos storytellers que fueron los americanos. Te hablan y te cuentan la historia de una manera tan hipnótica que parecen narradores de una película, son buenísimos. Pero también los había que destacaban por lo que imponían, como el presidente del Congo, Denis Sassou-Nguesso impone por que todo lo que le rodea es grande: venía a cenar a casa de Jean-Yves, pero hay quince Land Rovers en la puerta con el motor encendido, y los guardaespaldas te decían que los coches del presidente solo se paraban para repostar y de uno en uno.
Supongo que no pudieron entrevistarse con Mandela
No, una pena. Ya estaba mayor cuando empezamos la película y retirado de la vida pública. Le habríamos tenido, dados los contactos que teníamos entre Mandy y Jean. Además seguro que él habría querido participar. Pero por cuestiones narrativas creo que no solo hubiese querido tener en la película, ya que es sobre todo el entramado de cómo se consiguió acabar con el apartheid y liberarle, él estaba en la cárcel y no estaba al tanto de nada de todo esto. A lo mejor tenerle al final, como homenaje, estaría bien.
¿Cuál es la moraleja de toda esta historia?
Creo que es sobre todo cómo todo individuo tiene un margen de acción en la vida política, creo que es importante, sobre todo para las generaciones jóvenes actuales porque se está redefiniendo papel del individuo en la vida política. No vamos a dar la solución con la película, además la cada uno encontrará su camino, pero creo en cualquier película, artículo o libro que estimule ese debate.
Plot for Peace (Complot para la paz)
Plot for Peace (Complot para la paz) Tráiler VO
Kevin Tuku