Después de recorrer festivales de todo el mundo, el director polaco Pawel Pawlikowski llega a Madrid para presentar su última película, Ida. Tras conquistar a la crítica con My summer of love y Last Resort, el cineasta se enfrenta a un largometraje que le devuelve al lugar donde nació, Polonia. En él cuenta la historia de una joven novicia que decide visitar a su tía Wanda, su único familiar con vida, para descubrir su pasado. Las dos mujeres emprenderán un viaje físico y mental para reconstruir su historia. Por el camino, se descubrirán a sí mismas y destaparán recuerdos que no esperaban encontrar.
Además de las buenas críticas recogidas, Ida ha sido premiada en los festivales de Londres, Varsovia, Gijón, Toronto… ¿Qué siente respecto al éxito de la película?
Los premios siempre le hacen sentirse a uno muy bien. Es una película pequeña y, además, es mi primera película en Polonia, por lo tanto, es fantástico. Pero, aparte de los festivales y los premios, lo que más me gusta es la manera en que el público normal ha conectado con esta película.
La mayoría de sus películas se desarrollan fuera de Polonia, sin embargo, con Ida ha vuelto a su tierra natal ¿a qué se debe este retorno?
Mis películas básicamente reflejan los viajes que he emprendido y mi recorrido vital. Me marché de Polonia con 14 años porque las circunstancias lo dictaron y la vida me ha llevado a Gran Bretaña, Europa Central, Europa del Este, Francia y, ahora, he vuelto a vivir en Polonia. Siempre hago películas sobre donde estoy o donde he estado en la vida, no físicamente, sino mentalmente. Ahora que he llegado a los 50 he vuelto un poco a mi juventud y al país de mi juventud.
La película está ambientada en un contexto muy concreto: un convento de los años 60 en Polonia, aun con la sombra de la II Guerra Mundial ¿cómo fue la documentación para preparar la historia?
No he tenido que documentarme mucho porque la mayoría de lo que sale en el filme lo saco de mi imaginación y mis recuerdos. Yo era un niño pequeño en aquella época, pero recuerdo vivamente los paisajes, los hoteles, los tranvías... Por lo tanto, la película es más una proyección de lo que he vivido. Lo que sí tuve que hacer y que costó bastante, fue buscar las localizaciones. Fue difícil encontrar retazos y paisajes actuales que se pareciesen a lo que era Polonia en los años 60 porque el país ha cambiado mucho. Pero ha sido un proceso divertido que me ha hecho descubrir Polonia de nuevo.
¿Cómo ha sido trabajar con una actriz casi sin experiencia en el mundo del cine como es Agata Trzebuchowska?
No había nada que le pidiese y que ella no fuese capaz de hacer. Es una mujer muy fuerte, inteligente, con mucha voluntad y calma y, sobre todo, entendía muy bien su personaje. Con tal de que le explicase la situación y lo que quería hacer, ella era perfectamente capaz de dar lo que le pedía. Cada actor trabaja de manera diferente y un director tiene que ser sensible con sus necesidades y aptitudes.
Wanda, la tía de Ida, es un personaje sorprendente y con mucha fuerza que está basado en un personaje real, ¿qué tiene de real y qué de ficción?
Creo que en toda ficción, los personajes se inspiran forzosamente en personas reales. El ímpetu real vino de un encuentro que tuve hace 30 años con una mujer que, más tarde, descubrí que era una antigua fiscal estalinista. En aquella época yo no conocía su pasado y simplemente la veía como una persona mayor sabia, amable y con mucho sentido del humor. La misma naturaleza contradictoria del personaje me empujó a empezar a pensar: "¿cómo uno puede ser tantas personas distintas en una misma vida y tomar caminos tan diferentes?".
Tengo entendido que la elaboración del guión fue un proceso largo y con algunos cambios.
Todos mis guiones son así, no siguen un proceso de creación convencional. A veces puedo estar escribiendo dos o tres historias al mismo tiempo. Trabajo un poco sobre una, la dejo y más tarde vuelvo a retomarla cuando surge algo que me hace pensar en ella, entonces me entrego totalmente al asunto. Incluso mientras ruedo estoy añadiendo y quitando cosas. No soy para nada el guionista convencional que se sienta en un escritorio a escribir desde el principio hasta el final. Incluso hoy, mientras venía en el avión, estaba pensando en una historia. No sé si a eso se le puede llamar estar escribiendo un guión, pero forma parte de mi proceso personal.
Ida es una película nada convencional para el cine actual en cuanto al aspecto técnico: en blanco y negro, formato cuadrado... ¿por qué ha elegido hacerlo así?, ¿ha sido una traba a la hora de comercializar la película?
Al principio sí fue difícil. Cuando le dices a un productor que la película es en blanco y negro, hay algunos a los que les entra un ataque de pánico y me dicen "tú ya no eres un estudiante de cine, eres más que eso". Y eso que aún no había dicho que era formato cuadrado... Afortunadamente había un productor polaco muy empeñado en llevarla a cabo que me apoyó desde el principio. Incluso decidió hacer la película sin tener todo el dinero atado y bien amarrado. Lo bueno es que no quería hacer la película por motivos puramente comerciales, lo cual es bastante liberador en cuanto a la elección del casting, la manera de rodar o el formato de una película que sugiere más de lo que dice, que es más una sugestión que una narración.
Ida
Sara Heredia