Raúl Arévalo sigue con su exitosa carrera como actor, y se pone a las órdenes de Jorge Torregrossa en La vida inesperada, una comedia con tintes dramáticos, en la que interpreta al primo, sin nombre, de Javier Cámara (Juanito). Pese a que en España tiene un estupendo trabajo, y una novia, a la que acaba de prometerse, decide viajar a Nueva York, con la excusa de visitar a Juanito, pero con el propósito de iniciar allí una nueva vida. Pero después de ver el ajetreado día a día de su primo, y lo que tiene que hacer para poder malvivir en la Gran Manzana, no tendrá las cosas tan claras.
El actor, que se alzó con el Goya al Mejor actor de reparto por Gordos (2009), tiene otras tres películas pendientes de estreno, Murieron por encima de sus posibilidades, Las ovejas no pierden el tren y La isla mínima. Sin embargo, nos ha confesado que su mayor sueño es poder convertirse en realizador, y llevar a la gran pantalla un guión que ha estado escribiendo durante los últimos seis años.
Siempre has reconocido que tienes una tarea pendiente con el inglés. Cuando lees el guión de La vida inesperada y ves que una parte no es en castellano, ¿te hizo dudar antes de aceptarlo, o dijiste sí sin pensártelo?
Me lo tomé como un regalo, pensé que al tener esto, y sentirme obligado a aprender inglés, iba por fin a aprender este idioma. Estuve con un profesor que me recomendó Javier Cámara, preparándome el personaje, y también aprendiendo un poco para defenderme, y llegué a tener un nivel, bajo, pero un nivel. Y cuando llegué a Nueva York pensé bueno, lo pasaré mal, pero esto me servirá de trampolín para seguir estudiando inglés, y llegué y me frustré completamente. Se ponían a hablar entre cuatro y no me enteraba de nada. Entre eso, y que Carmen Ruiz que tenía un nivel similar al mío me decía que ella se iba enterando de más cada día, me venía muy abajo. Y desde entonces, no he vuelto a tocar un libro de inglés.
Entonces, ha sido todo un reto rodar en Estados Unidos y con actores norteamericanos...
Tuve mucha suerte de compartir escenas con la actriz Sarah Sokolovic, porque me cuidó muchísimo. Es de familia serbia y se notaba porque no tenía el típico carácter neoyorquino. Un carácter que para mí es bastante seco, y ella era todo lo contrario: amble, cariñosa, cercana, me hablaba despacio, se reía cuando me equivocaba, y con ella fue muy fácil.
¿Cuáles son las diferencias más significativas entre rodar en España y en Norteamérica?
Todas. Algunas buenas y otras malas. Tienen unos sindicatos muy fuertes, que tienen cosas maravillosas, pero creo que hay un término medio entre los de aquí y los de allí, entre el hecho de sentirte totalmente desprotegido y lo estrictos que son allí. Tan estrictos que incluso los propios miembros del equipo consiguen que todo parezca más complicado. Por ejemplo, dos anécdotas que lo definen muy bien. Una, que no te puedes pasar de la hora fijada para el bocadillo. Si es hasta las 12, no te puedes pasar, los cinco minutos de cortesía no existen. O estás en mitad de un plano, y necesitas hacer un par de tomas más porque algo no ha funcionado, y cada minuto que te pases pagas una multa. Bueno varias, el del sindicato de técnicos, de actores, de figurantes... y son multas de unos 15 mil euros. Eso, en una producción como Spider-Man te lo puedes permitir, pero en una como esta no te lo puedes permitir.
Y otra, que Maribel Verdú, que estaba allí de vacaciones y es muy amiga de Jorge Torregrossa, dijo que quería aparecer en la película, y Jorge dijo, "pues haz un cameo, haz de camarera". Pero cuando ya está en el set, una persona de la producción, de allí de Estados Unidos, dice que no, que no puede salir. Entonces, Jorge pregunta que por qué, y le explica que es porque no está regulada, no tiene contrato. Pero Jorge dice que no importa, que quién se va a enterar, y cuando estaba rondado la escena, apareció alguien del sindicato. Y eso quiere decir que alguien de nuestro propio equipo había llamado. Es una sensación como "no vengáis a romper nuestras normas", y eso hacía, a veces, que el rodaje fuera más complicado.
Tu personaje, que tiene una fructífera vida en España, decide viajar a la Gran Manzana para probar suerte, pero no le salen las cosas como esperaba. ¿Crees que Manhattan, a nivel laboral, está sobrevalorada?
No. Creo que Nueva York es un lugar con muchas aristas, se podría decir que hay como dos Nueva York. Uno el que ve mi personaje, que está de vacaciones, y todo es maravilloso, tiene vida, tiene de todo. Pero también es una ciudad muy dura, en la que te puedes sentir muy solo si vives allí. Es una ciudad que está en el país de las oportunidades, donde si eres bueno en algo se te reconoce. Pero es que hay mucha gente buena, allí, están los mejores del mundo, hay mucha más competencia. Y esto hace que la lucha por conseguir un sueño sea todavía más dura.
Como recoge tu perfil de tu cuenta de Twitter sueñas con ser director de cine, ¿estás esperando el guión perfecto, o piensas escribir tu propio libreto?
Tengo un guión que he estado escribiendo durante seis años. Seis años en los que he podido trabajar como actor, aprendiendo mucho, juntándome con la gente que me interesaba para aprender, y ha sido una gran escuela trabajar como actor. Mi sueño es dirigir, y hacerlo en cuanto pueda, en cuanto me dejen. Para ello, la parte económica pasa ahora por un momento difícil, pero ojalá salga la financiación para poder levantar la película.