María y José Ribeiro son una pareja de inmigrantes portugueses que llevan casi 30 años en París, y a los que todo el mundo quiere. Ella trabaja incansablemente como portera en un lujoso edificio, y él es un perfecto encargado de obra, además de un manitas para todos sus vecinos. Pero tras la muerte del hermano de José, la pareja recibirá una herencia que les permitirá cumplir su sueño, volver a Portugal. Ante la noticia, vecinos, familiares y compañeros de trabajo harán todo lo posible para que no se marchen de su preciosa ‘jaula dorada’.
Ruben Alves, director de La jaula dorada describe su primer largometraje como una visión de las familias portuguesas que emigraron, el cual “nació como homenaje a mis padres, ellos trabajaron muy duro para darnos una vida mejor. Pero también es un homenaje a los portugueses y a todos los inmigrantes. Esta es una historia de amor y de familia”. El realizador continuó afirmando que "era importante hablar sobre esta comunidad de inmigrantes portugueses, que siempre ha sido muy discreta.” A Jacqueline Corado, quien interpreta a Lourdes, hermana menor de María, también le ha permitido hacer un homenaje a sus padres. “Tuvimos varios comentarios diciendo que no era una inmigración real. Esta es una inmigración específica”.
Hay quienes han visto en esta cinta como una pequeña crítica política y social, y para Alves “toda película tiene que tener un tema de fondo, aunque sea una comedia. A mí me interesa dar mi punto de vista de una forma abierta”, reconoce. “La idea es sugerir, pero sin dar lecciones. Cuando en la película llega el momento de reflexión, entra la broma”, matiza Corado. Además, ha servido también para que los franceses sepan cómo les ven los portugueses.”
La jaula dorada cuenta con grandes actores portugueses, como Rita Blanco, Joaquim de Almeida y la propia Jacqueline Corado, a quienes Alves no conocía personalmente. “A Rita Blanco fui a buscarla a su casa, y a Joaquim lo conocí en el Festival de Cannes. Estábamos en un cóctel donde para comer sólo había unas pequeñas croquetitas. Joaquim me miró y me dijo 'no hay nada para comer'. Eso es algo tan portugués que supe que el papel tenía que ser para él”, reconoce entre risas el director. Durante la película se hace evidente la buena sintonía entre todos los actores. “La relación entre ellos creció muy rápido porque entendieron en seguida la película. Había mucha emoción en el rodaje. Luché por crear esta familia y sentir la humanidad de estos personajes. Mi objetivo desde el principio fue crear una familia”. Corado reconocía todas las situaciones que se dan en la película. “Tú lo sientes. Viste a tu madre, a tu tía...Te recuerda a tu hermana... Es un retrato para hacer reír, pero con empatía”. En cuanto al rodaje, admite que fue sencillo. “Ruben no tuvo que explicarnos nada porque éramos gente descendiente de inmigrantes portugueses y sabíamos de qué iba la historia.”
En esta película se aborda el tema de la inmigración, bastante distinta a la que se da ahora. Alves concreta: “La inmigración actual es diferente a la de entonces. Ellos se fueron por una dictadura, ahora es por falta de trabajo”. Para Corado la nueva inmigración es peor aún “porque es gente formada, con estudios universitarios. El cambio es psicológicamente más complicado, bajar de estatus. Y el espíritu de sacrificio es diferente”.
Con más de 1,2 millones de espectadores en Francia, y otros 800.000 en Portugal, la clave del éxito de La jaula dorada es, en palabras de su director, “la ausencia de cinismo. Es una película muy genuina, fresca”. Además, Corado ha querido agradecer el gran interés que ha suscitado la película. “Mis padres nunca van al cine, pero esta la vieron tres veces. Hubo portugueses que hicieron 200 km para ver la película en el cine, porque actualmente muchos cines han cerrado por la crisis. En Francia se habla mucho de la crisis española, pero no así de la portuguesa”.