En verano pusiste un tuit parecido a este: “¡No voy a acabar esta película en la puta vida!”
Fue un grito de socorro. Fue un momento de desesperación puntual. Piensa que para hacer esta película, prácticamente, nos hemos tenido que inventar el proceso técnico para realizarla. Por eso se retrasó tanto la posproducción. Ha sido duro pero apasionante. Claro que en mitad del fragor de la batalla no esquivé el lanzar esa exclamación, que era como un grito pidiendo ayuda. Pero la realidad es que la verdadera gasolina que daba funcionamiento al proyecto era lo apasionante que resultaba hacer una película como ésta. Y siempre es excitante llegar al final del camino. Es como ser un personaje de Julio Verne, al final haces una película para ver qué te encuentras cuando la aventura está a punto de llegar a su fin.
Los que te conocen te suelen definir como “más que un hombre, un géiser de ideas”
¡Buenas y malas! De pequeño fantaseas con ser director de cine pero no tienes ni idea de cómo serás cuando lo consigas. Jamás me imaginé que iba a acabar representando una manera económica de ver el cine, con presupuestos pequeños y valiéndome de todo lo que pudiera para seguir adelante. Pero creo que está en mi naturaleza el entender el cine de esa manera. Yo entiendo que hago un cine-espectáculo pequeño. Porque para mí incluso Extraterrestre es cine-espectáculo. Así que lo del géiser de ideas está muy bien, pero por eso es estimulante, y hasta necesario, que el marco en el que me mueva me obligue a gestionarlas adecuadamente. Es importante, sino probablemente me volvería loco.
¿Hasta qué punto tenías clara en tu cabeza la película? Dada la particularidad de que todo se muestra a través de una pantalla de ordenador, ¿existió mucha diferencia entre el concepto inicial y lo que se ha acabado viendo en pantalla?
Yo tiendo a cerrar mucho el guión técnico de mis películas, no soy partidario de la improvisación durante el rodaje. Igual es algo que tendré que cambiar con el tiempo, pero de momento es así. En Open Windows se podría decir que la preparación fue milimétrica. Tú estuviste en el rodaje y viste las condiciones en las que trabajábamos: no hay mucho espacio para ir repitiendo planos. No son condiciones malas, pero hay que economizar al máximo. Así que mejor tenerlo todo bien claro de partida.
¿En qué estadio del proceso de realización de una película te sientes más cómodo?
Cada vez valoro más el rodaje. Sonará muy edulcorado pero cada vez valoro más el trabajar con la materia pura del cine que son las personas de las que te rodeas. Me parece fascinante que en el rodaje se produzca esa alquimia entre diferentes personas y personalidades, gente que nunca se habría juntado en un mismo lugar sino fuera porque están rodando aquí y ahora, todos ellos enfocados a un único fin y es tirar adelante la película. Aunque, claro, a mí me encantan todos los oficios: escribir, montar… Me gusta todo menos esperar. Eso es el infierno.
¿Cuántas veces hay que ver Open Windows para asimilar todo lo que aparece en cada una de las pantallas que llevan la narración de la obra?
A mí me gusta que las películas se puedan ver más de una vez. Lo pienso desde Los cronocrímenes, donde la gente disfrutaba encontrando nuevos detalles en un segundo visionado. En películas así es divertido ver qué ocurre en cada ventana, pero claro, yo como director debo hacerte entender en todo momento cual es la ventana importante. Ahí me toca ser un poco tirano, ya sea usando el encuadre, ya sea usando sonido… Aunque creo que existe cierta riqueza si la gente descubre más cosas en un visionado posterior.
Sueles estrenar tus películas en los Estados Unidos. No es algo muy común.
Siempre me ha pasado. Recuerdo que con Los Cronocrímenes ya no sólo la estrenamos allí en un festival, sino que tuvo fecha de estreno en EEUU cuando aquí ni siquiera teníamos distribuidor. Y eso que creo que es una película muy española, con un tono muy de aquí y un protagonista como Karra Elejalde. Entonces estaba desconcertado, sentía que había hecho una película fuera de su sitio. Para colmo en su estreno en España, en el Festival de Sitges, la película recibió unas críticas muy duras. Yo no entendía nada.
Dado que eres un hombre muy mediático, ¿te preocupa que tus películas vengan condicionadas bajo el peso de tu nombre?
Es un problema secundario, casi irrelevante. Asumir ese problema es subestimar al público y creo que eso es un error imperdonable. El público jamás es más tonto que uno mismo. Yo creo que para el público que hablo yo no dejo de ser un adorno. El problema para mí es no poder hacer películas (risas).
Se ha hablado de Hitchcock, pero lo cierto es que Open Windows tiene mucho de Brian DePalma. De Impacto, claro, pero también de Redacted.
Bueno, Impacto es mi película favorita de DePalma. Es una referencia con la que me siento muy cómodo. Creo que es un cineasta muy ambicioso pero a la vez muy humano. Sus películas tienen tanto virtuosismo como debilidades, todas ellas maravillosas. Me siento mucho más cómodo con DePalma que con Hitchcock, ya que lo nombras. Si permites que te pongan una etiqueta tan bestia parece que tus ambiciones son ya de entrada inalcanzables. Luego la gente escribe cosas como “este tipo qué pretende ser el Hitchcock del Siglo XXI” y, vaya, ¡yo no pretendo nada! ¡Son ellos los que lo han escrito! (risas). Por eso prefiero pensar en DePalma, alguien a quien veo como un familiar.
Con los años, ¿cómo vas relacionándote con la recepción crítica de tus películas?
Cuando eres más joven es inevitable ser más vulnerable. Tanto para las cosas malas como para las cosas buenas. Con el tiempo aprendes a ser más juicioso, casi más con lo bueno que con lo malo, por cierto.
¿Qué me cuentas del proyecto común que tienes con Mark Millar?
Fui fan terminal suyo durante toda la década de los dosmiles. Así que me sentí muy afortunado de poder adaptar el guión de su cómic “Supercrooks”. Ahora, ¿la voy a dirigir? Quién sabe. Puede que salga, puede que no. Es una película de estudio así que depende de muchos factores. Fíjate en lo que le ha pasado a Edgar Wright, y ya tenía la película (Ant-Man) empezada. Así que es un total misterio lo que puede llegar a pasar.
Alejandro G. Calvo