Antoine es un hombre de buena familia, casado, con un hijo y varias amantes, y con un trabajo en el que sufre diversas presiones por parte de su jefe, que también es su padre. La unión de todo esto le provocará un infarto que cambiará su forma de pensar, de vivir y de relacionarse con su grupo de amigos, a la par que dará pie a una película que explora las relaciones de amistad entre amigos de toda la vida.
Barbacoa de amigos es la última comedia del director francés Eric Lavaine, una cinta que, tal y como reconoce el propio cineasta, está basada en su grupo de amigos. Lambert Wilson (Molière en bicicleta, De dioses y hombres) da vida a este hombre deseoso por dejar a un lado las obligaciones y exigencias a las que le han sometido durante toda su vida. En SensaCine hemos podido hablar con él sobre esta cinta, que llegará a las pantallas españolas el próximo 25 de julio.
¿Qué fue lo que más te atrajo de la película y de tu personaje para aceptar el papel?
Hay muchos motivos. Por una parte, son pocas las comedias francesas que no son vulgares. Además, este es un personaje que se parece a mí en un 75%, más o menos, y cuenta con un espectro interpretativo muy amplio, ya que pasa de lo cómico burlesco al drama. Había muchas escenas de juego, de interpretación. Esta cinta me otorga la posibilidad de poder expresar cosas que había vivido y comprendido. También te permite reflexionar sobre la relación con los amigos. Te hace preguntarte si se puede cambiar la forma de funcionar con ellos. Los diálogos también están muy bien. Algo atípico.
¿Cómo definirías a tu personaje en Barbacoa de amigos?
Es un hombre que ha entendido que es mortal, que ha perdido tiempo y que quiere salir de esas obligaciones que le han impuesto con una falsa felicidad. Es víctima de su padre con un trabajo en el que no se siente realizado. Creo que es un buen chico que ha doblado demasiadas veces el lomo.
Dices que tu personaje y tú os parecéis en un 75%. ¿Cuáles son esos parecidos y diferencias?
Soy mucho más solitario. Tengo muchos amigos pero, por decirlo de forma general, odio los grupos. Irme de vacaciones con un grupo de amigos, como en la película, es imposible para mi. Nunca lo haría. Otro aspecto que nos diferencia es que me gusta seducir, pero tengo muchas más dudas sobre mi seducción de las que tiene Antoine. Además, le gustan las cosas buenas de la vida, lo 'gourmet', y a mí me dan un poco igual. Puedo comer cosas buenas, pero simplemente por alimentarme. Puedo ser igual de feliz tomando pollo con arroz que otra cosa. Por último, Antoine es más fiel a sus amigos que yo. Yo les maltrato más que él, principalmente por mi trabajo y porque estoy todo el día viajando.
¿Qué parte de la película te costó más rodar?
Las conversaciones con amigos sobre fútbol, porque está muy lejos de mi forma de ser. Me costó muchísimo memorizar los diálogos sobre el partido. No sabía de lo que estaba hablando.
A pesar de que la cinta termina de forma optimista, el mensaje general es algo pesimista...
Ese mensaje pesimista está ahí, pero al final se da cuenta de que, a pesar de los defectos, los amigos son esenciales. La película me ha ayudado a recordar que hay que cuidar esa amistad. Hay que cuidarles. Hay que hacer el esfuerzo de mantener el contacto aunque no siempre tengas ganas. Especialmente porque vivimos en una época de gran superficialidad. ^Podemos tener 5.000 amigos falsos. Todo es irreal. Y por ello hay que crear y mantener las relaciones reales. Desde que hice la película, me preocupo más por mis amigos. Les llamo sin razón, solo para hablar, y analizo a quién llamar y por qué. Así disfruto yo y también disfrutan ellos.
También has trabajado en EE.UU. ¿Qué diferencias ves entre el cine europeo y Hollywood?
En Estados Unidos hay dos tipos de cine: el de estudio y el independiente. La diferencia principal entre ambos es el dinero que se convierte en tiempo. Para mí, actuar delante de una cámara al final es lo mismo, sin importar que haya 500 personas en un plató norteamericano de estudio o 20 en uno independiente. Actuar es actuar. Me parece que la organización de los estudios es muy pesada. Me recuerda en parte al ejército. Son tantos que necesitan gente para ocuparse de los muchos que son. Todo es demasiado lento. Cada proceso o decisión se duplica o triplica. Y yo no tengo paciencia. No creo que vuelva a hacer películas de estudio. Me parece ridículo. Me tendrían que proponer un personaje muy malvado. Muy barroco. Como el Joker de Jack Nicholson o un supervillano de James Bond.
En España, muchos actores piensan que no se reconoce socialmente o políticamente la labor cultural que realizan. ¿Cómo es la situación en Francia?
Es todo lo contrario. La cultura es básica en Francia. Todos los actores, sobre todo los de teatro, piensan que son esenciales para la cultura del país. Están muy implicados. También hay que tener en cuenta que vivimos en el país con el festival de cine más importante del mundo. El teatro y el cine están muy subvencionados en Francia y la misión cultural está muy repartida entre todos los actores.
Este año has sido maestro de ceremonias en Cannes. ¿Cómo fue la experiencia?
Genial. Incluso llegué a hablar con Nicole Kidman. Fue extraordinario. Lo difícil fue construir mi propio discurso, pues quería decir cosas específicas sobre el cine y sobre la evaporación de la memoria. Cuando eres un hombre, no puedes llegar con un vestido precioso y emocionado. No basta. Quieres decir tantas cosas sobre el cine que es muy difícil reducirlas a unos pocos minutos. Pasé muchísimo tiempo preparándome. Tengo pocos recuerdos preciosos en mi vida, y ese es uno de los más preciados.
Cristina Vega Garrandés