El 29 de agosto llega a las pantallas españolas En el ojo de la tormenta, cinta protagonizada por Richard Armitage, Sarah Wayne Callies, Matt Walsh, Max Deacon y Nathan Kress, con Steven Quale al frente. El director, y antiguo supervisor de efectos especiales, repite detrás de las cámaras tras Destino Final 5, su opera prima después del corto Darkness, la tv movie Superfire y el documental Aliens of the Deep.
Con motivo de este próximo estreno, en SensaCine hemos hablado con Quale para saber más de esta cinta centrada en un temporal que asola Estados Unidos, y cubre el pueblo de Silvertone de tornados. Los protagonistas de esta película no son otros que los temerosos habitantes del pueblo que buscan refugio en cualquier parte, y un grupo de especialistas cazadores de tornados que intentarán aprovechar esta oportunidad única.
¿Eres fan de las “disaster movies” de los años 70 como Terremoto o El coloso en llamas?
¡Por supuesto! De hecho, una de mis primeras experiencias cinematográficas fue ver de pequeño El coloso en llamas con mis padres en una matinée. Lo recuerdo especialmente porque me sorprendió mucho que, al finalizar la película y salir a la calle, ¡fuera de día! Era algo inconcebible para mí, ¡tenía que haber sido de noche porque en la película era de noche! Había sido totalmente substraído por ella. Ahí me di cuenta de lo poderoso que podía ser el cine a la hora de llevarte a vivir otras vidas.
Tu película, al igual que ocurría en El coloso en llamas, es muy espectacular pero pone un énfasis especial en su contenido dramático.
Creo que para que una película sea realmente emocionante tiene que parecer algo real. Más aún si es profundamente fantástica, como es el caso de En el ojo de la tormenta, necesitas tener un anclaje dramático que convierta el visionado de la película en una experiencia emocional de primer nivel. Mi idea no era sólo hacer una película sobre una catástrofe natural salida de madre, sino representar el drama íntimo de una familia. Aunque claro, hay explosiones y edificios volando por doquier, así que creo que sí encontramos la mezcla justa que necesitábamos.
A su manera la película también habla de los problemas de la paternidad...
En efecto, creo que cualquiera puede identificarse con el protagonista de la película en su afán por proteger a sus hijos. Ya seas padre o hijo, esa conexión paternofilial era clave para hacer avanzar la acción. Son temas universales muy poderosos con los que conectar. Richard Armitage bordó su papel como padre sufridor, lo que dio pie también a alguna situación algo cómica de la que se beneficia la película, porque el humor sirve como perfecta vía de escape ante tanta destrucción. Y es que al final por más FX que tenga una obra lo que importa siempre son las interpretaciones de los actores.
¿Cómo es tu relación con el departamento de FX?
He trabajado toda mi vida como supervisor de efectos especiales y como director de segunda unidad, así que me siento muy cómodo con todo lo que envuelve la confección de los FX de una película. Es como si los técnicos y yo habláramos el mismo idioma y eso ayuda muchísimo a la hora de confeccionar una escena. De hecho, suelo previsualizar casi todas las escenas en una cámara especial que tengo y que suelo operar yo mismo. Así que cada ángulo, duración del plano, espectacularidad, etc… viene en parte dado por mi experiencia en dicho campo.
¿Hasta qué punto la parte científica de la obra es realista?
Teníamos en el equipo a un “cazador de tornados” profesional que nos asesoró en todo momento. Cuando finalmente vio la película me dijo que se había quedado alucinado por la fidelidad de la misma al trabajo de los documentalistas de catástrofes naturales. Te puedes imaginar lo contento que me puse cuando me lo dijo. Prácticamente todos los tornados que aparecen en la película están basados en tornados reales que fuimos estudiando uno a uno. Por lo que sí tratamos de resultar lo más realistas posibles.
Hay un mensaje pro-ecológico nada velado en la película.
La idea no era dar un sermón, sino lanzar una pregunta al aire. O, si lo prefieres, tratar de empezar un diálogo con el espectador. No soy nadie para ir aleccionando a la gente, señalando lo que es malo y lo que no. Nunca hay ni que subestimar al público ni convertir tu película en un panfleto eco-político. Yo quería que los actores discutieran en pantalla sobre ello, como creo que la gente debería discutir en la calle. Y a partir de ahí que cada uno saque sus propias conclusiones. Basta con seguir los noticiarios para darse cuenta de cómo se ha deteriorado el medio ambiente en nuestro planeta. Cada vez hay más catástrofes meteorológicas y cada vez resultan más devastadoras. ¿Exageran los medios de información o es algo real? Es algo sobre lo que conviene pensar. Que los científicos se pongan con ello, que busquen patrones de conducta. ¡Sólo tenemos un planeta Tierra y si lo fastidiamos estamos listos!
¿Crees que el cine sigue siendo un lenguaje artístico capaz de hacer cambiar la mente de las personas?
No creo que el cine mainstream, que en el fondo es puro entretenimiento, sea el mejor escenario para plantear discursos políticos agresivos. Hay otros modelos cinematográficos, dentro del cine indie o de autor, más proclives para ello. Yo he trabajado bastante en el campo del documental y ahí hay una herramienta maravillosa para poder plantear preguntas de un alto calado. Para incluir un mensaje, digamos de conciencia social, en un blockbuster necesitas ser tan bueno como James Cameron. ¡Mira lo que consiguió con Avatar! Es una película alucinante, un thriller sci-fi espectacular, un drama humano soberbio y, además, posee un mensaje pro-ecológico maravilloso.
En el ojo de la tormenta está rodado bajo la técnica del “found footage”, pero he leído que tu reniegas de dicho término.
Creo que la gente tiende a asociar el concepto “found footage” a una serie de películas muy baratas y de escasa calidad que nada tienen que ver con la mía. Es una asociación rápida, tú piensas en ello y lo primero que te viene a la menta es una película de terror cutre donde la cámara se mueve mucho y apenas se distingue una sola imagen nítida. No creo que tenga nada que ver con mi película.
Al igual que ocurría en El hombre de acero en El ojo de la tormenta hay muchísima destrucción pero, sin embargo, apenas se ven cadáveres, ¿a qué es debido?
Lo cierto es que los tornados son muy destructivos pero suelen tener muy pocas víctimas mortales, dado que la población suele ser avisada y evacuada con el tiempo suficiente como para que no haya que lamentar un mal mayor. Por otro lado yo no estaba interesado en filmar un baño de sangre, como hice en Destino final 5 [risas]. Aquí me interesaba más retratar la épica íntima de una familia enfrentándose a un poder mayor tremendamente destructivo. Así preferí dar por entendido que se producían muertes que no crear un espectáculo grotesco mostrando los cadáveres.
Alejandro G. Calvo / Cristina Vega Garrandés