Después del éxito arrollador de Ocho apellidos vascos, su guionista Borja Cobeaga regresa a la dirección con Negociador, una comedia "realista", como él mismo la define, sobre el conflicto vasco. Concretamente, la cinta, protagonizada por Carlos Areces, Ramon Barea y Josean Bengoetxea, se centra en el proceso de negociación que mantuvo el presidente del Partido Socialista Vasco, Jesus Eguiguren, con la banda terrorista ETA, entre 2005 y 2006.
Como motivo de la presentación de la película en la presente edición del Festival de San Sebastián, hemos tenido el placer de charlar con Cobeaga, quien, entre otras cosas, nos ha confesado que habrá secuela de Ocho apellidos vascos, pero que no llevará por título Nueve apellidos catalanes, como se había rumoreado.
¿Cómo fue la investigación sobre cómo fueron las conversaciones entre el gobierno y la banda terrorista? ¿Cuánto hay de real en ello?
Hay bastante investigación. Aunque ya conocía, más o menos, cómo habían ido las conversaciones en el 2004-2005, sí revisé mucho material audiovisual, además de toda la literatura que se ha publicado al respecto. Quizás, el punto de partida de todo esto fue cuando vi en "Salvados" la entrevista de Jordi Évole a Jesús Eguiguren. También me leí su libro "ETA: Las claves de la paz". Y, bueno, todo lo que me pude documentar al respecto. No hay que olvidar que esto es una ficción, así que, sí es cierto que hay un poso real, pero la mayor parte de lo que vemos es pura fantasía. Aunque la gente que ve la película se lía diferenciando lo que es real y lo que no. Es curioso.
¿Con Negociador has querido hacer una comedia sin gags?
Sí. Era un tono que había tocado con mis cortos, la de la comedia sin chistes. O comedia realista, si prefieres. Creo que la comedia es amplia, no es lo mismo El verdugo que Aterriza como puedas. Me apetecía mucho hacer algo así. En las anteriores películas y guiones estaba estresado midiendo las risas por segundo que podía llegar a provocar. Me apetecía relajarme de todo eso. Y no es que no me guste que la gente se ría, al contrario; es casi orgásmico cuando veo que alguien se ríe con algo que he escrito. Pero en esta película me apetecía hacer algo distinto, algo así como Nebraska pero con el Conflicto Vasco.
Da la sensación que Negociador sirve como descomprensión de toda la frivolidad (y cachondeo) vertida en Ocho apellidos vascos.
Escribí los dos guiones al mismo tiempo. Así que, igual sí que existe una influencia involuntaria entre uno y otro. Pero no era algo buscado. Me apetecía probar otro tono y, sobre todo, no me apetecía repetir con otra comedia romántica. Probar algo diferente, sin chistes evidentes, sin buscar la risa directa. Pero no veo más relación entre ellas.
Pasar de Juancarlitros a Manu Aranguren es como pasar del Inspector Clouseau al Mr. Chance de Hal Ashby.
Totalmente. Fíjate que citaba Nebraska de Alexander Payne, y este siempre fusila el estilo de Hal Ashby. Bienvenido Mr. Chance es, desde siempre, una de mis películas favoritas.
Tu película es una apuesta por el diálogo, por el entendimiento.
El factor humano es la clave. Lo que no sé es si es la clave para que nos salvemos o para que nos acabemos de hundir. Negociador no es una película ideológica, más allá de lo único que dice el personaje de Ramón Barea: "¿Qué problema hay en que nos pongamos a hablar?" La película expone lo que es el factor humano y, debajo de eso (y por más que se agrupen debajo de cualquier partido, manifiesto o eslogan), están las personas, que hay de todo tipo: mezquinos, inteligentes, egoístas, divertidos, entusiastas, imbéciles… Y eso hace que cualquier acto solemne se acabe convirtiendo en algo doméstico, de andar por casa, vamos.
La verdadera transgresión de la película es que hayas convertido en etarra a Carlos Areces.
Cuando veía a Carlos en películas como Balada triste de trompeta o Extraterrestre pensaba que era un actor que podía dar muy mal rollo. Su personaje en la película debía tener esa mezcla entre bonachón y cabrón (con perdón), un hombre cercano, natural, que a la vez es capaz de fulminarte con la mirada. Y Carlos cumplía perfectamente. Es la primera película que he escrito sabiendo desde el principio cuales eran mis tres actores principales. Y creo que eso se nota en el guión.
¿Cómo crees que se recibirá la película en San Sebastián?
No tengo ni puñetera idea (risas). Quién sabe, igual la gente espera un nuevo Ocho apellidos vascos y se desespera. O igual se enfadan porque creen que sobre estos temas no se puede bromear. Mira, con Ocho apellidos vascos pasó algo curioso, yo estaba convencido de que la gente se había hartado de verme escribir gags sobre los vascos durante diez años en "Vaya semanita" y resulta que ha sido mi mayor éxito. El público vasco es inescrutable. Llevo toda mi vida como escritor y cineasta dirigiéndome a él y sigo sin saber por dónde va a salir.
Para cerrar, ¿qué me puedes contar de la secuela de Ocho apellidos vascos?
La secuela está confirmada. La estamos escribiendo Diego San José y yo, igual que la primera. Los actores aún no han firmado pues están a la espera de leer el guión y que les guste. Tenemos un esqueleto creado que pensamos que es bastante potente. Ocho apellidos vascos se construye sobre el gag puro y duro y, yo creo, que para la secuela ya tenemos dos antológicos escritos (risas). Son los mismos personajes que en la primera parte y la acción transcurre parte en Sevilla, parte en Cataluña. Así que hay alguna chanza también con los catalanes. Pero no hay título cerrado, así que de momento no vale eso que se decía por la red de Nueve apellidos catalanes. Somos totalmente conscientes de que el sentido del humor catalán es bastante distinto que el vasco, así que le estamos añadiendo una mirada foránea al mismo. Que sea el punto de vista vasco el que prepondere. Algo así como "estos catalanes no están adelantando en nacionalismo por la derecha" (risas). Ese es el punto de vista, no tanto por el "usos y costumbres catalanes", aunque hay algo de eso, sino con poner al personaje de Karra Elejalde en El celler de Can Roca (risas).
¿Cómo se sobrevive a un éxito tan bestia?
¡Trabajando en otra cosa! A mí me cogió rodando Negociador, así que yo estaba a lo mío mientras llegaba toda la información sobre el éxito en taquilla de la película. Ha sido un verano muy intenso mientras vivíamos el fenómeno de Ocho apellidos vascos, acabábamos la película y, además, Diego y yo sacamos una novela ahora en Octubre. Así que, no he parado.