Lasse Hallström (Estocolmo, Suecia, 1946) vuelve al drama romántico con Un viaje de diez metros, película inspirada en el libro homónimo de Richard C. Morais que gustará especialmente a todos aquellos que disfruten con la comida y las recetas culinarias. El filme se estrena este viernes 26 de septiembre y narra las peripecias de Hassan Haji, un joven indio que, cautivado desde pequeño por el curry y las especias, regenta un pequeño restaurante en la ciudad de Bombay. Al menos hasta que una inesperada tragedia le empuja a él y a su familia a mudarse a los Alpes franceses para buscar un nuevo local.
La llegada de la familia de Hassan provoca toda una revolución en Francia, especialmente en su competencia, Le Saule Pleureur, un sofisticado restaurante galo, ganador de una estrella Michelín, dirigido por la prestigiosa chef Madame Mallory (Helen Mirren, La Reina). Los celos del inicio darán paso a una relación basada en la admiración, cuando Mallory descubra que el joven Hassan tiene mejores dotes que ella para la cocina. Una guerra de sabores y sensaciones bañada de amor y romance sentimental firmada por el realizador tres veces nominado al Oscar y responsable de adaptaciones como La pesca de salmón en Yemen, Un lugar donde refugiarse o Las normas de la casa de la sidra. A continuación, no te pierdas la entrevista que le hemos hecho a Lasse Hallström en el Festival de Cine de San Sebastián.
¿Por qué has dirigido una película como Un viaje de diez metros, de nuevo adaptación de un libro?
El guion me lo mandaron desde DreamWorks y, básicamente, en ese momento estaba buscando trabajo. Es cierto que tenía muchas similitudes con Chocolat, película que había rodado hace más de diez años, pero el libreto tenía mucho encanto. Cualquier historia que siga a los personajes, al corazón de las personas, y que no tenga una trama artificial siempre me llama mucho la atención.
Ciertamente es muy parecida a Chocolat. ¿Cuál es el significado de la comida en el filme?
La comida es lo que conecta a las personas, lo que todos nosotros tenemos en común y, además, es capaz de sobrepasar barreras y fronteras de todos los tipos, tanto personales como culturales.
Porque la rivalidad entre la chef madame Mallory y la familia de Hassan Haji también es una excusa para hablar de diálogo entre diferentes culturas. ¿Cómo has afrontado un tema tan complicado?
Podríamos haberlo abordado seriamente pero, como no teníamos nuevos argumentos para explicar la unión entre culturas, lo único que hicimos fue tomar prestado el tema y tratarlo de un modo muy, muy ligero. Lo que sí queríamos es que las interpretaciones de la película fueran reales y sinceras. Por eso me refiero a Un viaje de diez metros como un híbrido entre un cuento de hadas y una historia de personas reales.
La cinta es tremendamente optimista. ¿Es necesaria en estos momentos tan difíciles?
Me gusta mucho apostar por películas que son capaces de levantar el ánimo de las personas. Por muy diferentes que seamos, siempre tenemos más cosas en común de lo que pensamos. No se trata de ningún mensaje nuevo. Eso es algo obvio. Pero no me importa contarlo de nuevo y recordárselo a la gente.
¿Por qué elegiste a Helen Mirren para el papel de la chef Mallory?
Ya estaba fichada cuando me contrataron como director y, como es lógico, yo no tenía ningún problema con la decisión. Me gustaba mucho. A primera vista, puede resultar extraño que una actriz británica interprete el papel de una mujer francesa, pero Helen Mirren resultó ser la mejor elección de las posibles. Habla francés de manera fluida y de joven incluso quería convertirse en una actriz francesa (Risas).
¿Cómo ha sido rodar en Francia?
Fantástico. Grabamos en el norte de Toulouse, al suroeste de Francia. Encontramos la hermosa ciudad de Saint Antonin Noble Val y rodamos en sus alrededores porque era genuina y francesa al mismo tiempo. También miramos en Provence, pero nos parecía demasiado turística para el propósito de la película.
¿La película habla de comida? ¿Te gusta la comida?
No estoy seguro. De hecho, soy vegetariano y llevo siéndolo desde hace unos tres años (Risas). Y ser vegetariano en San Sebastián o en Francia, por ejemplo, es muy, muy complicado. Ser vegetariano es algo saludable y muy recomendable para alguien de mi edad. Me da mucha energía. Pero también te reconozco que lo he pasado bastante mal; he sufrido mucho dirigiendo una película sobre gastronomía francesa. Si te digo la verdad, casi no podía acercarme a la comida y los platos que aparecen en Un viaje de diez metros.
¿Habéis contado con asesoramiento culinario de algún tipo?
Sí. Hemos recibido la ayuda de un chef indio y de varios especialistas franceses. Por ejemplo, la del televisivo Floyd Cardoz -del 'reality' Top Chef Masters-, que ha preparado los combos o platos franceses inspirados en la cultura india. En total, tuvimos a unos tres chefs que nos ayudaban con las recetas.
Tu filmografía es de lo más ecléctica. ¿Te atreverías con una película fantástica o de superhéroes?
De superhéroes, probablemente no. Es cierto que no hay demasiada conexión temática entre mis películas, pero siempre he trabajado con actores interesantes en relatos sobre el comportamiento humano, sobre su irracionalidad o sobre temas como la soledad. Disfruto con películas auténticas sobre seres humanos.
Has dirigido Querido John y Un lugar donde refugiarse, ambas basadas en libros de Nicholas Sparks. ¿Te gustaría ponerte detrás de las cámaras en una nueva adaptación suya?
Esas películas fueron ejercicios comerciales, mientras que Un viaje de diez metros es un ejercicio nacido del amor. Vivo en Estados Unidos, un país muy caro, y necesito estar trabajando constantemente. Encontrar trabajo cada vez es más y más difícil. Para todo el mundo. Así que hay veces en las que me veo obligado a rodar ese tipo de películas. Pero lo próximo que voy a hacer va a ser un guion escrito por mí basado a su vez en un libro. La verdad es que tengo muchas ganas.
¿De qué libro se trata?
Se titula Boy21 y está firmado por Matthew Quick, el mismo autor de El lado bueno de las cosas. Vuelve a ser la adaptación de un libro, pero no ha sido una decisión consciente. Escojo las historias que me entusiasman y da la casualidad de que muchas de ellas provienen de obras literarias. Aunque también te digo que ahora estoy pensando en adaptar mi experiencia sueca al público americano. Ya veremos.