Tras su paso por el Festival de Cannes llega ahora a San Sebastián La desaparición de Eleanor Rigby de Ned Benson, un portentoso drama de corte independiente protagonizado por Jessica Chastain y James McAvoy. La película, que en su proyecto original fueron dos títulos diferentes, cada uno narrado por uno de los miembros de la pareja -así se vio en Toronto 2013 y, así se podrá ver también en España aunque sólo en VOD-, pero que acabó reducida a un solo título tras pasar por las manos del "corta-lo-todo" productor, Harvey Weinstein. La película resultante no parece notar dicha reconstrucción -vamos, porque nos lo han contado, que si no nadie se habría dado cuenta- y se erige como un poderoso drama construido a modo de puzle narrativo destinado a reconstruir la relación amorosa entre Conor (McAvoy) y Eleanor (Chastain) y la tragedia que acabó con su relación. A destacar, especialmente, la labor interpretativa de todo el 'cast', sin olvidar a Ciarán Hinds, Bill Hader, William Hurt e Isabelle Huppert. Vamos, todo un lujo.
Alejandro G. Calvo
Nos ha sorprendido también, y mucho, la película española rodada en euskera Loreak, la nueva cinta dirigida por Jon Garaño y José Mari Goenaga. Los realizadores vuelven a repetir patrón tras el éxito de 80 Egunean y nos presentan una trama de historias interconectadas, de nuevo sobre relaciones estrechas ilógicas nacidas de la tragedia. En Flores, Nagore Aranburu se mete en la piel de Ane, una capataz de obra a la que le diagnostican una menopausia temprana. Ane acusa la depresión a pesar de convivir en pareja pero, poco a poco, empieza a cambiar de ánimo gracias a un extraño suceso: todos los jueves recibe un ramo de flores sin remite ni mensaje. ¿Quién es su misterioso pretendiente? Ese es el juego que proponen Garaño y Goenaga que, al principio, retan al espectador a que adivine entre rostros fugaces y caras secundarias. Pero más adelante, como en un rompecabezas o en una flor que se abre, la historia crece en complejidad a pesar de su aparente corte minimalista. Nada en Loreak es accesorio aunque lo parezca.
No queremos desvelarte demasiado, así que sólo te diremos que la vida de Ane funciona como punto de partida para que conozcamos los pesares de Beñat, Tere -una magnífica actuación de Itziar Aizpuru- y Lourdes. "Sólo son flores", se dice en la película, pero resulta que tan inocente regalo sirve como metáfora de belleza, de amor y encaprichamiento, de duelo, de despedida y hasta de pérdida. Nada encaja al principio, o eso nos hacen creer. Pero al final todo tiene sentido. Por si fuera poco, 50 periodistas que han cubierto el Festival de San Sebastián han recibido flores en su habitación sin previo aviso. Una simpática iniciativa de marketing para arropar la producción.
La chileno-franco-canadiense La Voz En Off, de Cristián Jiménez (Bonsái), nos recuerda las responsabilidades a las que nos enfrentamos en la edad adulta. "La vida es un caos", recuerda uno de los personajes, y bien lo sabe Sofía (Ingrid Isensee), la protagonista, que a sus 35 años afronta las consecuencias de una serie de malas decisiones, en parte por culpa de su inmadurez y conformismo. Practica meditación, se separa del padre de sus dos hijos y, por voluntad propia, se somete a un 'voto de desconexión' por el que no puede usar ni Internet ni el teléfono móvil. Sofía es testaruda, caprichosa y encadena relaciones y trabajos que no van a ningún sitio, aparte de obligar a sus hijos a no comer carne sin razón aparente. Su vida y la de su hermana Ana -que regresa a Chile tras residir en Francia- dan un giro de 180 grados cuando su padre se marcha de casa y abandona a la madre de ambas.
Con mucho grano y 'amateur' por momentos, La Voz En Off acusa una infructuosa búsqueda de consistencia en todo el metraje. Jiménez no sabe imprimirle un tono que la dote de uniformidad y, aún así, la baña de una capa de nostalgia que, en ocasiones, despierta sonrisas y hasta carcajadas en el espectador -el chiste del haiku es tronchante. El estilo visual del filme la asemeja a una vieja cinta de grabaciones familiares y, como en Boyhood -salvando las distancias-, nos va presentando la evolución de sus personajes con el paso de los años. Precisamente por eso, no es de extrañar que comience con un nacimiento y concluya con una muerte. Esa 'voz' que le 'habla' -o debería hablarle- a Sofía es en realidad su conciencia, su sentido común y también las agallas que necesita para poner en orden su existencia.
Por último, también hemos visto la argentina Aire libre, un drama lento y confuso en el que Leonardo Sbaraglia y Celeste Cid se meten en la piel de Manuel y Lucía, un matrimonio que decide mudarse a las afueras de la ciudad y que, mientras hace obra en su nueva vivienda, se muda a la casa de la madre de ella. Poco después, Manuel encuentra una excusa para refugiarse en el hogar paterno y, aunque ninguno de ellos quiere admitirlo, es evidente que su relación hace tiempo que no funciona. Y lo peor de todo es que la distancia y el silencio empieza a afectar a quien ambos desean proteger: su hijo. El fracaso sentimental es un tema poderoso. Sin embargo, la directora Anahí Berneri (Por tu culpa) no logra dar credibilidad al conflicto que viven sus personajes. Los actores no saben o no pueden sostener el guion que, por otra parte, hace gala de una superabundancia de momentos que se evaporan sin resolución.
Santiago Gimeno