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    Isaki Lacuesta ('Murieron por encima de sus posibilidades'): "No quería que mi película fuera un panfleto"

    El realizador ha presentado en el Festival de San Sebastián su nueva comedia coral con toques de humor negro.

    La nueva comedia dirigida y escrita por Isaki Lacuesta (Los pasos dobles) es la primera película de la filmografía del cineasta reconocida como "comercial", la cual consiguió 1,2 millones de presupuesto sin la ayuda de ninguna institución pública. Protagonizada por Raúl Arévalo, Albert Pla, Jordi Vilches, Iván Telefunken y Julián Villagrán, Murieron por encima de sus posibilidades cuenta la historia de cinco individuos que coinciden asiduamente en la consulta del psiquiátrico con motivo de la desesperada situación que están viviendo. La crisis les ha tocado de lleno y sus dificultades para seguir adelante les sobrepasan llegando incluso a generarles trastornos. Juntos trazan un plan lunático y muy arriesgado para acabar con la crisis en España, que consiste en secuestrar y torturar al director de una sucursal bancaria

    ¿Cómo se financió Murieron por encima de sus posibilidades?

    Decidimos que no queríamos esperar a que nos cayera una subvención para empezar a rodar. Así que lo que hicimos fue trabajar en forma de cooperativa y tanto el equipo técnico como el artístico invirtieron su sueldo en ella, apostando a los hipotéticos beneficios que podía tener la película a su estreno. Digamos que el saldo de cada persona integrada en el rodaje es un porcentaje del presupuesto general. Por otro lado los gastos directos de rodaje han sido sufragados por cuatro productoras distintas. Así unos han invertido su trabajo y otros han invertido su dinero. La gran noticia es que al final del rodaje TVE decidió entrar también en la producción lo que me ha ayudado a no arruinarme del todo.

    ¿Cómo nació el proyecto?

    Todo empezó cuando decidimos que queríamos hacer una serie de humor del estilo de Monty Python’s Flying Circus. Una comedia de gags y sketches que estuvimos trabajando con Albert Pla e Iván Telefunken. Al final la cosa se fue liando y acabamos haciendo la película. Tenía muchas ganas de hacer algo cómico y, al mismo tiempo, ofrecer un retrato satírico de la España de hoy. También es como una versión larga de lo que planteaba en mi cortometraje La matança del porc (2013). Lo cierto es que la película podía haber sido un dramón pero siempre he tenido claro que para retratar la España actual es necesario tirar del esperpento.

    Cada nuevo proyecto que abordas no tiene nada que ver con el anterior. Así es más divertido. Te sitúas en un lugar de incertidumbre que es muy excitante, tanto para mí como para el equipo. Y cuando eso ocurre me gusta pensar que es algo que merece la pena contar.

    ¿Cómo se convence a tantos actores ya no sólo de que participen en la película sino de que inviertan en ella?

    Uno detrás de otro (risas). Lo único que tenía al principio era a Albert e Iván y cinco disfraces de oso panda. Tengo la sensación de que la gente se ha apuntado a la película porque tiene ganas de trabajar. Incluso de demostrar que se puede hacer cine aunque las circunstancias inviten a todo lo contrario. La dinámica de equipó que se creo fue muy divertida y eso acabó llamando a más actores a apuntarse. Ha ido todo muy bien. Piensa que cuando se trabaja en cooperativa la cosa al final suele estallar pasado seis meses. Sin embargo nosotros hemos pasado juntos más de dos años y nos seguimos llevando todos genial.

    ¿Qué tal es trabajar con Albert Pla?

    Es la persona con la que más he trabajado los últimos tres años. No sé cómo definirlo… ¿brutal? Yo creo que sorprenderá al espectador. Él es, probablemente, el personaje más dramático que tiene la película. La gente está acostumbrada a verlo desde una perspectiva más divertida y su trabajo en las secuencias dramáticas es brillante. Es uno de los creadores más desaprovechados de nuestro país. Debería estar en muchas otras.

    Tiene una frase maravillosa en la película, algo así como “Te puedo dejar dinero: desde que me dejaste ya casi no gasto nada”

    ¡Esa es mía! (risas) Pensaba que ibas a decir alguna de las que escribió él, que tiene muchas en la película. Albert tiene un talento fuera de lo común. Y una facilidad para llorar, y parar de llorar, totalmente asombrosa.

    ¿Te pusiste límites a la hora de trazar los gags?

    El otro día leí una entrevista de Santiago Segura donde decía que “el límite para hacer reír es no hacer reír”. Lo que me pareció impecable. Yo además añadiría que puede haber humor aunque no te rías, lo que se viene a llamar ahora “poshumor”. A mí me facilitó mucho las cosas que mis personajes estuvieran locos. A partir de ahí podía hacer cualquier barrabasada.

    ¿Es tu película un alegato político?

    Jamás he querido que Murieron por encima de sus posibilidades fuera un panfleto. Yo lo que siempre he buscado es hacer un poco de cosquillas a todo el mundo. Sí me apetecía reflejar que los oligarcas, en una situación extrema, también podrían enloquecer. Al fin y al cabo todos somos igual de frágiles.

    ¿Cosquillas? ¿No serán collejas?

    Son cosquillitas… Nadie puede dar collejas desde una película.

    ¿Es la película una llamada a la acción?

    No hay un solo discurso, sino varios. Tanto de forma intelectual como moral soy completamente antirrevolucionario. Así lo conté en Los condenados (2009). Ahora por temperamento… hay veces que me liaría a bofetadas. Ese es uno de los discursos de la película: el diálogo entre ambos polos.

    ¿Cómo crees que se recibirá la película en San Sebastián?

    Tengo claro que hay gente a la que encantará y que la odiará. A mí me gustó lo que me dijo Josep Maria Pou: “Ver tu película es como leer el periódico del día”. Sé que hay gente que dirá que es muy bestia porque, no sé, matamos a un político o drogamos a unos niños. Pero piensa en El caballero oscuro (2008). ¡Ahí también asesinan políticos! Si casi destruyen la ciudad entera… Es curioso que allí se pueda aceptar como ficción pero en mí película haya más problemas.

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