Entre gran expectación, el realizador Santiago Segura ha presentado en el Casino Colón de Madrid la película Torrente 5: Operación Eurovegas, en la que se vuelve a meter en la piel de este ex policía casposo y de dudosa reputación. Y fue allí donde hablamos con el actor y director sobre esta nueva entrega.
¿Qué actor te gustaría que interpretase a Torrente en un remake en Hollywood?
Cuando en su día Oliver Stone estuvo a punto de comprar los derechos del personaje y hacer su versión de la película, decía que tenía en mente a Jack Nicholson. A mí me pareció muy surrealista, aunque me puse contentísimo. Ahora, como creo que este señor ha dejado la interpretación, tendríamos que hacer un casting y mi nivel de inglés es justito.
¿Temes no cumplir con las expectativas del público?
Yo ya tengo miedo hasta de salir a la calle. Pensaba que con la edad me volvería un tipo duro, pero sigo siendo una persona muy vulnerable. Te dejas tanto en una película: la negociación con los actores, cada chiste, el engranaje del guión, el montaje… Por todo ello sigo nervioso aunque ya lleve cinco películas. Además, que cuanto mejor piensas que te ha quedado el filme más te preocupas de si gustará o no al público.
¿Y a la taquilla le tienes miedo?
Más que miedo, pánico. Los resultados en taquilla son secundarios para muchos, pero ni hablar. De la recaudación depende gran parte que puedas hacer otra película. En esta ocasión he podido contar con Alec Baldwin, rodar las escenas de acción que me ha dado la gana y hacer cosas más potentes, gracias a la confianza depositada en mí debido al éxito de las entregas anteriores. En caso contrario, tendría que hacer cine como muchos de mis compañeros: con presupuestos muy ajustados o mediante un crowfunding en el que tenga que pedir favores a todo el mundo.
¿Cómo sobrellevas esa presión?
Comiendo (risas). Cuando acabo un filme de Torrente yo adelgazo, pero en esta ocasión no ha sido así. Pensé que ya no debía destruir más mi cuerpo, y que si seguía haciendo Torrente iba a ser una especie de acordeón humano. Yo empecé la película delgado y lo justifiqué en el guión: mi personaje sale de la cárcel en el año 2018. Pero claro, me vi en la proyección el primer día y no me gustó el aspecto. Por lo que fui comiendo durante la producción y acabé ganando quince kilos, como se puede apreciar en la gran pantalla.
¿Cuál consideras que es el punto fuerte de esta nueva entrega?
Creo que, de alguna forma, es la más coyuntural. Siempre he rodado las anteriores con un carácter más atemporal, sin apenas referencias. En esta ocasión al ambientarse en el futuro he jugado más con el presente. A la gente le gusta que salga algo del Fary, el “chiste de las pajillas”, cosas del Atleti… Pero si al final es todo igual la gente se cansaría. Por eso decido contratar a una estrella internacional, llamar a un personaje público como Jesulín de Ubrique, ect… Y todo eso son sus puntos fuertes. Una saga tiene gran fuerza y el espectador siempre tiene ganas de ver cómo evoluciona la misma. Yo lo hago lo mejor que puedo y que Dios me pille confesado.
¿Cómo ha sido la creación de esta España distópica del 2018?
Cuando el equipo se enteró que se iba a ambientar en el futuro cundió la preocupación. Pero yo les tranquilicé y les dije que los cambios en tres años son mínimos. Por ponerte un ejemplo las gorras; ahora se llevan con la visera plana, y no dobladas estilo beisbolera. Esos son los típicos detalles que te hacen saber que estamos en la actualidad y no hace tres años. Por lo que se añaden pequeñas cosas como zapatos modernos, algunos coches, ensuciamos más los decorados… Y luego Eurovegas, que lo tuvimos que inventar desde cero.
¿Crees que en España preferimos el cine de fuera al producido aquí?
Creo que esto va por rachas. Por ejemplo, antiguamente había muy pocas series españolas de éxito (ya que se consideraban de mala calidad) y las más populares eran las norteamericanas. Tuvo que llegar a la parrilla Farmacia de guardia para que esto cambiase, y ahora cualquier serie española que enganche un poco tiene más audiencia que 24 o Juego de tronos. Y si esta tendencia también se cumple en el cine, yo estaré feliz sobre todo por los profesionales del medio. Hemos pasado unos años muy malos, con aumentos de IVA y cierre de salas de cine. Para mí, por ejemplo, el éxito de Ocho apellidos vascos ha sido una gran alegría; ver a tanta gente llenar los cines para ver una comedia española es positivo para todos. Lo triste es el desierto que se ve otros años, en los que se dice: "Torrente salva a la taquilla española". Yo no quiero eso, mi deseo es que el cine español vaya bien.
Tras todos estos años de trayectoria profesional, ¿podrías destacar un momento especial para ti en tu carrera?
Es muy patético esto que te voy a contar (risas). Cuando interpreté el papel de Rafaella Carrá en el programa Tu cara me suena y gané, me emocioné muchísimo. Mi día a día es ser feliz con pequeñas cosas. Cuando enseñé recientemente la película a los actores y éstos me mostraron su alegría con el producto final, me puse muy contento. Es por ello por lo que una película da muchos sufrimientos, pero también muchas alegrías. Con rodar una escena de humor y que salga bien, ya me siento realizado. No he tenido momentos de plenitud máxima, pero si alegrías diarias gracias a esta profesión.
Torrente 5: Operación Eurovegas
