Este viernes se estrena El amor es extraño, la última película dirigida por Ira Sachs (El juego del matrimonio, Forty Shades of Blue) con actuaciones memorables de Alfred Molina y John Lithgow. El drama se centra en los personajes de George (Molina) y Ben (Lithgow), una pareja de homosexuales que decide contraer matrimonio tras llevar casi cuatro décadas junta. Pero lo que tendría que ser un momento feliz de sus vidas se torna en desgracia cuando el instituto católico donde imparte clases George se percata del enlace y lo despide porque una boda gay va en contra de sus principios ideológicos.
Incapaz de mantener su actual piso tras el despido, la pareja decide mudarse a un lugar más asequible para sus posibilidades económicas y, mientras lo buscan, se ve obligada a sufrir una dolorosa separación temporal a su edad. Ben (John Lithgow) se traslada a Brooklyn para vivir con su sobrino Eliot y su familia, mientras que George (Alfred Molina) comienza una nueva aventura junto a un par de policías homosexuales. Reveses y obstáculos que pondrán la relación a prueba día tras día. Sachs, director abiertamente gay, nos habló así de su película en el pasado Festival de Cine de San Sebastián.
¿Por qué le atrae tanto contar historias sobre los problemas dentro del matrimonio?
Lo que me interesa es la intimidad. Y la intimidad es compleja. La principal diferencia entre esta película y la anterior [Keep the Lights On] es que esta trata de dos personas que se conocen y que se sienten cómodas en la relación. Y en la anterior hablaba más de personas que intentaban entender quiénes eran y que se perdían en la relación, lo que crea muchos problemas. Aquí los problemas surgen del exterior y pienso que se debe a que yo también he cambiado. Ahora me siento más cómodo conmigo mismo.
¿Qué hay exactamente de autobiográfico en El amor es extraño?
Los personajes son gente que conozco y las emociones de la película son muy personales. Y específicamente, empecé a escribir la película en 2012 con mi co-guionista, en un momento en el que yo pasé de vivir solo en mi piso a vivir con mi marido, dos niños, la madre de los niños y varios abuelos. Así surgió la idea de contar una historia multigeneracional. Era algo muy real e interesante. Pude ver el drama, así como el humor y el amor. Hablo del amor, entendido en sus múltiples aspectos.
¿Nos rendimos demasiado pronto en las relaciones cuando estas van mal?
En general, no me lo parece. Yo soy hijo de padres divorciados, aunque en su caso lo agradezco. Si hubieran seguido juntos, hubiera sido un desastre. El divorcio no me parece mal. Pero tampoco siento que una relación larga sea mejor que una corta. Lo que sí he descubierto en mí es que, debido a mi madurez, ahora soy más capaz de mantener una relación romántica satisfactoria. Mucho más que antes.
La película se titula El amor es extraño. ¿Por qué el amor es extraño?
Me gusta el título porque desequilibra a la gente. Porque la gente quiere que también exista una explicación. Pero lo que yo quiero decir es que el amor es único y no puede explicarse con palabras. Alfred Molina lo explicó perfectamente cuando me dijo: "Extraño también puede entenderse desde un punto de vista 'shakesperiano'. Lo extraño como mágico".
¿Qué quiere reflejar con el final de la película? ¿Que hay esperanza? ¿Que el amor existe?
Pienso más bien que la película habla sobre el amor multigeneracional. Es una especie de descubrimiento, una forma de conocerse el uno al otro. Cómo compartimos valores. Pueden ser valores familiares, artísticos, religiosos... La gente cree que la película trata sólo sobre una pareja, pero no. Trata sobre una familia, pues no hace falta que la familia sea biológica. La familia es todo lo que nos rodea.
El desencadenante dramático es el inmovilismo de la Iglesia Católica. ¿Ha querido criticarla?
Desde luego. Me choca enormemente lo que ha hecho la Iglesia Católica. Pero ese no es el tema de la película. Lo que me interesa es el papel de George que, a pesar de todo, sigue creyendo. Y es eso lo que respeto en la religión; no sólo en la católica, sino en toda la religión. No necesito juzgar ni culpar, pero la religión católica es como un Estado. También se puede cuestionar al Estado. Y hacerlo es importante.
¿Por qué ha metido Juego de tronos dentro de la película?
Cuando conocí a mi marido, él residía en un casa compuesta por tres pisos. Arriba vivía una pareja de policías que ponía Juego de tronos a tope y era muy gracioso. El dueño era policía, como digo, e iba de macho aunque luego sentía una atracción muy infantil por las series. Yo nunca he visto Juego de tronos, aunque adoro a su creador David Benioff porque fue quien me permitió usar la serie en la película.