Entrevistamos al director Mike Cahill (Otra tierra) y a la actriz Astrid Berges-Frisbey (El sexo de los ángeles) a su paso por el Festival de Sitges 2014 donde presentaron Orígenes, posteriormente galadonada con el premio a mejor película del certamen. El film se centra en la vida de un estudiante de biología molecular llamado Ian Gray, que se especializa en el estudio del ojo humano y su evolución a lo largo de la historia de la humanidad. Un día tiene la suerte de conocer a una mujer cuyos ojos son policromáticos, de la que acaba enamorándose. La película se estrena en las salas españolas este viernes 14 de noviembre.
¿Cómo ha sido el proceso entre Otra tierra y Orígenes?
MC – Ha sido todo muy natural. Aunque no me gusta mucho hablar de la parte financiera, prefiero centrarme en lo que tiene que ver con la realización de la película. Ese intento constante de desafío que te posee. El querer hacer algo nuevo, algo importante. Es como querer cazar un pájaro salvaje. Y ahí estás tú, maravillosamente rodeado por el equipo técnico y el artístico, tratando de atraparlo. A veces lo consigues, en otras no. Pero cuando sí ocurre y eres capaz de ponerlo en la pantalla, cuando la gente empieza a sentir lo mismo que tu sentías cuando tan sólo era una idea… Bueno, eso merece la pena vivirlo.
AB- Yo creo que Mike es muy bueno cazando cosas. Seguramente es por esa actitud tan punk que tiene (risas). El dice: "hay que conseguir esto” y todos avanzábamos ciegamente a por ello. Es bueno transmitiendo emociones, así que es fácil convertirlas en algo propio.
¿Cómo encontraste a Astrid? ¿Por sus ojos?
MC- Tuve suerte. ¡Es una actriz magnífica! Me llegó una audición y volamos desde Brooklyn a París para conocerla. Allí hablamos durante horas.
AB- ¡Muchas horas!
MC- Lo más importante del personaje de Sofi es su libertad. Así que necesitaba a alguien capaz de dar vida a esa manera tan libre de expresarse. Porque es a partir de su romanticismo cuando uno puede conectar con sus creencias, con sus deseos. Astrid lo captó a la primera. Además, claro, de que tiene los ojos más maravillosos que uno pueda encontrarse.
En un mundo dominado por el pragmatismo, ¿cree que tiene cabida un personaje tan idealista como Sofi?
MC- Por supuesto.
AB- Es una pregunta muy interesante. Porque si creo que algo quiere contar la película es que, en este mundo, tiene que haber espacio para todos. Opinen lo que opinen y crean lo que crean. Es una cuestión de respeto: el cómo aceptar las opiniones de los demás. Es lo que Sofi hace con Ian, que es un personaje escéptico, casi un ateo; consigue que él se abra a otras opiniones. Cambiando su vida en el camino.
La película plantea un diálogo entre ciencia y espiritualidad.
MC- Y con el misticismo. Y con lo metafísico.
¿Cómo era de importante para ti y cómo te posicionarías ante dicha encrucijada?
MC- Yo me posiciono con la película (risas). Mucha de la ciencia que volcamos en ella es real, como el experimento que hace Ian tratando de dotas de vista a las lombrices. Eso está basado en un estudio actual. Sofi se enfrenta a dicho experimento buscándole el lado metafísico. Conecta puntos metafóricos y crea un discurso precioso sobre la existencia y el alma humana. Así que sí, es un diálogo, pero no significa que deba estar reñido. Yo creo que mi película, principalmente, trata sobre el amor. Incluso sobre hacer el amor. Pero no sólo entre personas, también de una forma metafórica, como cuando la luz del sol calienta una manzana al atardecer.
Se habla mucho sobre Dios en tu película, así como de la vida después de la muerte. ¿Te sientes influenciado por el New Age?
MC- No creo o, al menos, yo no lo describiría así. Porque, honestamente, no sé cuál es la definición exacta de New Age. Yo la describiría más como un drama metafísico o un drama existencial. Todo tiene que ver con esos ojos. ¿A quién pertenecen? ¿A qué persona? ¿Qué es, realmente, una persona? Al igual que el modernismo redujo el art-déco a su pura esencia, yo trato de destilar todas estas complejas preguntas a través de un argumento lo más sencillo posible.
AB- Creo que la película es lo suficientemente compleja y elaborada como para que reconozcamos que no se puede abarcar de forma sencilla en su totalidad. Es una película perderse en ella. A mí mi personaje me enamora. Me he encantado vivirlo, sentirlo, hacerlo mío. Disfrutar de esa libertad.
¿Cómo te sientes al competir en un festival con una película sobre castores zombies?
MC- ¿Hay una película protagonizada por castores zombis? ¿En serio?
Totalmente
MC- Es una locura. Es fascinante. Espero que gane el festival.