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    Álex de la Iglesia: “Cuando Raphael dijo que sí, brindamos con champán”

    La próxima película del director, ‘Mi gran noche’, comienza a rodarse este semana y se estrenará durante el último trimestre de 2015.

    ABC

    Álex de la Iglesia está a punto de comenzar el rodaje de su próxima película, Mi gran noche, una “comedia frenética” que reúne a un reparto de lujo entre los que se encuentran Mario Casas, Carolina Bang, Hugo Silva, Carmen Machi, Pepón Nieto, Terele Pávez y Raphael, quien interpreta a un conocido cantante que es capaz de todo por tener éxito. El filme se centra en la grabación de un programa especial de nochevieja. Los figurantes, presentadores y músicos sufren desesperados por tener que fingir, día tras día, la alegría de celebrar la entrada del año.

    El pasado viernes presentaron el comienzo del rodaje y pudimos entrevistar al director bilbaíno y a su principal protagonista, Raphael. Esto fue lo que nos contaron.

    Mi gran noche va a ser una “comedia frenética” pero, ¿seguiremos viendo ese estilo, mezcla de suspense y comedia negra, que caracteriza a Álex de la Iglesia?

    Álex: Por supuesto, es como pedirle a un cocinero mexicano que no eche picante. Es que desconozco la comedia blanca. No sé qué puede ser comedia blanca. Historias de Filadelfia o La fiera de mi niña, por ejemplo, son comedias deliciosas pero con una gran crítica interna y una gran sorna sobre lo que está contando. Antes había una mayor sutileza a la hora de hacer los planteamientos y, sobre todo, lo que había era un talento desbordante, cosa que no tengo. Lo mío es más sal gorda, que diría Trueba.

    Este año en los Oscar se ha hablado mucho de la vuelta de Michael Keaton, ¿2015 será el año de la vuelta de Raphael?

    Álex: Es que nunca se ha ido.

    Raphael: Yo nunca me he ido, lo que pasa es que mis giras son tan largas que es imposible hacer una película conmigo.

    Álex: Para hacer esta película hemos sudado tinta porque no podíamos encontrar una fecha. No había manera de trabajar con él porque tenía todos los días ocupados. En un momento llegamos a plantearnos “¿y si esta secuencia la rodamos en Londres?”. Pero gracias a su generosidad esto se va a poder rodar

    Raphael: ¡y gracias a que se pudo!

    Álex, tu filmografía suele recurrir a iconos de referencia españoles, ¿es por esto que decidiste trabajar con Raphael?

    Álex: No recurro a iconos, sino a sentimientos. Son emociones que tienes en la cabeza y, de repente piensas, “¿esto qué es?”. Pues esto es Raphael. Tengo la suerte y el privilegio de poder llamarle y que venga. Ahora le conozco y es maravilloso y va a ser mi amigo para siempre, pero antes era parte de mí. Era como Tintín o Haddock. Son personajes que forman parte de tu cabeza, que han conformado tu manera de ver el mundo.

    ¿Hay algún otro referente con el que te gustaría trabajar?

    Raphael: No hables de competencias (risas).

    Álex: Sinceramente no, no recuerdo a ninguno de su envergadura.

    Raphael, antes de trabajar con Álex de la Iglesia, ¿qué era para ti su cine y qué te parece ahora?

    Raphael: Cuando vi La comunidad estaba deseando hacer una película con él, porque yo la habría hecho muy bien (risas). Ahora me siento muy seguro con Álex, es algo que irradia él y es muy importante. Yo sé que a él le irradio que soy certero, seguro y voy por el buen camino. Si no, no habría hablado conmigo para proponerme esto.

    Álex: Yo he visto su trabajo, he ensayado con él y estoy feliz. Lo que es maravilloso es que él a mí me irradia cariño, que es lo más importante para dirigir. Tienes que notar que alguien está a tu favor, que te quiere, te entiende y te respeta. En ese sentido, todo fluye, podemos hacer lo que nos dé la gana.

    Raphael: Sí, trabajar así es muy fácil.

    ¿Qué pensaste cuando Álex te llamó?

    Raphael: Me encantó que me llamara y, sobre todo, que cumpliera con los requisitos que pedía, sólo quería que me mandasen un guion. Ahora a la gente se le ha olvidado eso, el guion. Álex me mandó uno y yo dije “la hago”.

    ¿Qué tenía ese guión?

    Raphael: Tenía ese palo que yo quería tocar, que era la comedia. El que la gente se ría. Yo creo que el público se va a sorprender, porque hasta ahora todas mis películas han sido cosas de romance, cosas antiguas.

    Álex: Claro, pero lo que él llama antiguo era lo moderno de la época. Sus películas estaban dirigidas por Mario Camus, por ejemplo, realizadas extraordinariamente, con un nivel de realización que ríete de las películas que se hacían en Hollywood en aquella época. Eran peliculones.

    ¿Primero surgió la idea de trabajar con Raphael y luego hacer una película o al revés, primero surgió el guion y luego pensaste en Raphael?

    Álex: Primero pensé en Raphael, lo que pasa es que Jorge y yo tenemos una especie de cementerio de elefantes de ideas. Ya son muchos años y tenemos muchas películas que pensamos y luego se quedan ahí, no se hacen. Igual tenemos 15 ó 20. Entonces, de pronto pensamos: “esta película, ahora, con él, sí”. También teníamos miedo por si nos decía que no. Habrían sido dos años de trabajo para nada. Estábamos en sus manos. Fue maravilloso cuando nos dijo que sí, brindamos con champán.

    Ahora que se tiende a hacer películas más pequeñas, ¿cómo te enfrentas a un elenco tan grande y conocido como este?

    Álex: Si me meto en problemas estoy mucho más a gusto. Me da miedo la inactividad. Hay un momento en el que la actividad se convierte en una necesidad. Me gusta mucho que sea así. Trabajar con Raphael y con el resto del reparto es una gozada, no es ningún problema.

    Esta idea de la felicidad impuesta de la que trata Mi gran noche, ¿se podría extrapolar a la situación actual de la sociedad? ¿Por qué todo el mundo tiene que decir “qué bien me va” aunque no sea así?

    Álex: Los medios de comunicación han creado la vida como un espectáculo. Somos espectáculos de nosotros mismos, tenemos que fingir y ser simpáticos y alegres ante los amigos, en las fiestas… Luego, además, hay otro aspecto que me interesa que es el hecho de que nos obligan a ser felices, nos obligan a aplaudir un espectáculo que no nos gusta o que ni siquiera hemos visto. Sobre todo, nos obligan a celebrar un año que no sabemos si merece la pena celebrar. Estamos encerrados, como los personajes y los figurantes de la película, en una situación de la que no hay manera de salir. Eso que es tan dramático y tan trágico, en la película se convierte en comedia, o espero que se convierta en comedia.

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