Desde que una fiestecilla conocida como "Boda Roja" le sacara de la serie Juego de tronos (HBO), la carrera de Richard Madden (Elderslie, Escocia, 1986) no ha dejado de subir como la espuma. En 2014 protagonizó la miniserie Klondike para Discovery Channel y ahora, ni más ni menos, se mete en la piel del príncipe en Cenicienta. La película de acción real de Disney se estrena este viernes 27 de marzo -ya ha recaudado más de 260 millones de dólares en todo el mundo- y, después de entrevistar a su director Kenneth Branagh, hablamos de tú a tú con Robb Stark, el que fuera Rey en el Norte. Después, Madden tiene en cartera Bastille Day con Idris Elba y una adaptación de El amante de Lady Chatterley para BBC.
Todos los niños sueñan con disfrazarse de príncipe. ¿Qué sentiste tú al hacerlo en Cenicienta?
Sí. Aunque de pequeño yo no jugaba tanto a ser príncipe como a ser soldado, y esto es lo que me gustó de este personaje. Es un príncipe para Cenicienta, pero también es hijo, un soldado... Y con todos esos elementos he podido crearlo.
¿Cómo se desprende uno de un rodaje tan intenso como Juego de tronos para pasar a Disney?
Más que olvidarme del rodaje de Juego de tronos, tuve que olvidarme de las ideas preconcebidas que tenía sobre el príncipe. Todo el mundo tiene una idea de cómo es el príncipe azul y yo quería crear un personaje que fuera antes un joven. Por eso me centré en la relación que mantiene con su padre, Derek Jacobi, y también con su amigo y con Stellan Skarsgård, que es algo así como el villano de la historia.
¿Cuál fue la escena más difícil de rodar para ti?
La más complicada fue la del baile. No se me da demasiado bien bailar y, además, el vestido que llevaba Lily James es más grande que una mesa y había que tener mucho cuidado para manejarse con ella. Y también la escena que tengo con Derek Jacobi -el rey en la película- cuando está en su lecho de muerte. Tuvimos que dar con el tono, porque nunca sabes qué tipo de interpretación le va a pegar a una película y fue Kenneth [Branagh] quien me guió para que escondiéramos el dolor que estaba sintiendo el príncipe para centrarnos en la alegría de la relación que había mantenido su padre. Centrarnos en lo positivo.
Supongo que no tuviste problemas para montar a caballo y luchar con espadas...
Sí que sabía ya esgrima y también montar a caballo, pero no tan bien como se requería en esta película. De hecho, en la primera escena entre Lily y y, era la primera vez que ella montaba a caballo. Así que yo tuve que controlar los caballos, en sentido literal y figurado. Fue muy complicado. Había unas marcas en el suelo y tenía que dirigirlos hacia ellas. Tenía que salir todo perfecto para que primera la actuación que, en este caso, es como una metáfora de los sentimientos entre Kit y Ella. Los dos controlan los caballos, pero también controlan sus emociones en el momento en que se conocen por primera vez.
Tu personaje es un arquetivo en la cinta animada. ¿Cómo le has dotado de profundidad?
Trabajé mucho con Kenneth para entender cómo había sido el pasado de este joven y dónde había pasado los últimos cinco años de su vida. También queríamos centrarnos en que, por encima de todo, tanto la Cenicienta como el príncipe son hijos. Hablamos mucho con Derek Jacobi y, al mismo tiempo, yo basé el personaje en el mismo Kenneth Branagh, que es todo un caballero. Él me daba muchos libros y me decía: "Yo creo que estaría leyendo esto". Y a lo mejor era El Príncipe de Maquiavelo o las Meditaciones de Marco Aurelio. Y yo me preguntaba: "Pero si esto es una película de Disney". Pero es que Kenneth le pone el mismo nivel de detalle a la Cenicienta que, por ejemplo, a Macbeth.
¿Te quedaste con ese fantástico retrato ecuestre?
No me quedé el retrato, no (Risas). Me hubiera gustado mandárselo a mis padres para que lo pusieran en su casa. Pero, a lo mejor, a mis hermanas les hubiera molestado un poquito.