El director francés, Thomas Szabo, ha pasado por Madrid para presentar su primer largometraje Minúsculos: El valle de las hormigas perdidas. Esta película es un viaje que retrata el pequeño mundo de los insectos a través de la grabación de entornos reales y la incursión de personajes de animación.
Hemos hablado con el director para que nos cuente más acerca de esta idea original antes representada en forma de cortometraje y de una serie, Minuscule, que actualmente se emite en Clan TV. La película llegará a la gran pantalla el próximo 8 de mayo.
¿Cómo describirías la película a una persona que no conozca ni la serie ni el cortometraje?
La gente que no conoce la serie tiene que saber que es una película de aventuras proyectada en una pantalla grande (risas). Minúsculos es una película de aventuras con acción, fantasía y romance creada para todos los públicos de entre 7 y 70 años. En definitiva, una ocasión para pasar un buen rato. En esto se basa la idea original, es una película sin diálogos donde los personajes son prácticamente todos insectos y donde la naturaleza está tan presente que es un personaje más. Espero que la gente viva una experiencia que sirva para adentrarse a fondo en un universo muy particular.
Con todos los personajes que componen la serie, ¿por qué elegiste específicamente a las hormigas y la mariquita para la película?
Respecto a la serie hemos cambiado el ritmo y el formato pero hemos respetado a sus personajes principales. Estos insectos se encuentran prácticamente en todos los lugares del mundo, intentamos ser lo más universales posible. La mariquita es un personaje que gráficamente es muy fácil de distinguir; es bonita, roja, con puntitos negros… y todo el mundo la adora. Las hormigas también se encuentran en todo el mundo y para contar esta historia era muy práctico tener por un lado a las hormigas negras y por el otro a las hormigas rojas, es decir, los buenos y los malos. Es un western, como los indios y los vaqueros, no quiero decir que los indios sean específicamente los malos pero esa dualidad se representa en la batalla de la película. Los protagonistas están basados en los arquetipos de personajes sacados de la mezcla de muchas películas.
A la hora de crear una película de animación en un entorno real, ¿influye más la historia a la hora de buscar las localizaciones o son las localizaciones las que crean la historia?
Si y no, porque hemos grabado en localizaciones que yo ya conocía, específicamente en el sur de Francia a 60 km de Italia. Imaginé la historia y paralelamente decidí que quería rodar ahí. Creamos un libro con dibujos y fotos de esa región y, después, decidimos los lugares exactos donde desarrollar la película. Una de las grandes ideas de la película era cambiar el universo gráfico respecto al de la serie. Esta última ha sido grabada en Normandía, en un paisaje muy bucólico, mientras que para la película queríamos algo mucho más amplio con una naturaleza mucho más interesante. Estas localizaciones no influyen para nada en la elección de los personajes ya que los insectos pueden estar por todas partes, pero el proceso de creación de la historia y la elección de las localizaciones ha sido un proceso paralelo.
¿No fue un gran reto buscar localizaciones amplias para después tener que grabar tantos planos detalle de ese pequeño mundo?
Realmente es un desafío pero se prepara. La película funciona en base a un principio de vasos comunicantes que siempre comienza con un plano amplio, donde vemos las cosas de alto y un pequeño coche que hace referencia al tamaño de los insectos, y nos vamos acercando hasta llegar al nivel de los humanos para seguir bajando más y más hasta llegar a la dimensión del mundo de los insectos. Dentro de esta dimensión también hay paisajes enormes donde somos muy específicos. Son detalles que necesitan una planificación y un diseño previo.
Al no incluir voz en la película el reto ha estado en la elección de la música, ¿cómo has trabajado en ello?
La música no está ahí gratuitamente tiene una función a nivel narrativo, tuvimos que elegir una canción para cada personaje. En las serie no hay mucha música, solo sonidos naturales y una pequeña melodía en un momento oportuno de cada sketch. No podíamos hacer eso en la película porque hora y media escuchando solo eso sería insoportable. En la primera y segunda temporada, usamos música francesa del siglo XIX y música rusa que grabábamos con solistas. En la película, siguiendo el principio de una aventura en pantalla grande, decidimos introducir música en la narración y utilizar el tipo de composición de los americanos grabando con grandes bandas musicales. Hemos querido retomar el espíritu de Pedro y El Lobo quienes se reflejan en la hormiga y la mariquita.
Durante toda la película podemos ver distintos objetos que hacen referencia a la contaminación del medioambiente, ¿era importante enseñar de alguna forma a los espectadores la necesidad de cuidar el medio ambiente o es solo un pequeño recordatorio?
Por supuesto que hay cierto deseo de mostrar las consecuencias que puede tener que alguien deje objetos olvidados en la naturaleza. En la historia hay una pareja que no recoge todos los desechos de un picnic y las consecuencias que va a tener sobre ese pequeño universo son enormes, provoca una guerra e incluso un incendio. Sí que hay un mensaje ecológico, idealmente nos gustaría que los niños tuviesen ganas de observar y respetar un poco más la naturaleza por eso está muy presente durante la película.
¿Por qué decidisteis rodar la película en 3D? ¿Qué aporta a diferencia del 2D?
Empezamos pensando en proyectarla en 2D pero el productor nos preguntó si estábamos dispuestos a hacerlo en 3D, algo sobre lo que no estaba particularmente emocionado. Este pequeño universo se presta realmente a eso, redimensionar los objetos ayuda a crear una inmersión en la historia más fuerte así que lo hemos hecho de la manera más suave posible. No queríamos que fuese demasiado espectacular, aunque a veces sí lo es, intentamos que fuese lo más discreto posible.