La última película de Fernando León de Aranoa, Un día perfecto, ha sido presentada hoy a la prensa en uno de los mejores marcos posibles: la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. El cineasta, todo amabilidad, nos ha recibido en exclusiva para contarnos más en detalle cómo ha sido la producción de su última (y muy divertida) película (y al final hemos acabado hablando de Podemos).
¿Qué se siente al haber sido seleccionado por la Quincena de Realizadores?
Te lo puedes imaginar: para todos nosotros ha sido una gran alegría. Y también una gran responsabilidad. Pero eso es algo común siempre que presentas la película por primera vez al público. A mí es algo que me gusta vivir con los actores porque creo que se lo merecen. Cuando ruedas les exiges mucho y, normalmente, ellos responden con la misma exigencia. En mi caso son los primeros en los que pienso cuando se trata de vivir la experiencia del estreno. Así que ahora mismo mi preocupación va más con ellos que con el hecho de estar o no en Cannes.
¿De dónde surge Un día perfecto?
El primer tratamiento de la historia, de unas treinta páginas, lo hice hace unos cinco años. Antes de rodar Amador. Es un proceso normal: antes de empezar una película me gusta indagar en otra historia. Y luego ya se verá, igual la abandonas o igual la retomas. En esto caso sí volví sobre ella, de hecho, con mucho ímpetu, me apetecía mucho hacerla.
¿Estaríamos delante de la primera película mainstream de Fernando León de Aranoa?
¿Esa es la percepción que tú has tenido?
Sí, la veo una película con mucho gancho para atrapar al público
Los productores van a estar contentos de escucharte (risas). Y como yo soy productor al 50%, también me alegró. Como director, ¡ya no lo tengo tan claro! Lo cierto es que uno nunca sabe si su película es más o menos comercial. Piensa en Los lunes al sol que fue un éxito comercial que nadie se esperaba. Tanto Elías Querejeta, el productor de la película, como yo mismo no nos creíamos las cifras que nos pasaban. Yo espero que sí la vea la gente porque cuando uno cuenta historias lo único que pretende es que ésta se escuche sin tener que pagar peajes por el camino, sin hacer concesiones para que esto guste más o funcione de forma más suavizada. Buscar al público no debería implicar el afectar tu relato para que este se adecúe más a los gustos de la gran mayoría. Por otro lado la taquilla nunca me ha obsesionado. Para mí Un día perfecto es un drama dentro de una comedia, que está dentro de una road movie y, a la vez, en un contexto de cine bélico. Así que sí posee elementos de género con los que yo creo que la gente podrá empatizar. La idea era que fuera una película extrema en sus luces y sus sombras, que tuviera un humor muy marcado, pero que tampoco dejara de contemplar la tragedia. Y tanto el humor como el drama debían ser extremos. Pero todo ello se buscó de forma muy intuitiva, he evitado tratar de ser cerebral, de pensar demasiado las cosas. Si eso es “ser comercial” me parece bien (risas).
Hay varios puntos de conexión con Los lunes al sol.
Uno no busca las historias, sino que se las encuentra. Y cuando estaba trabajando en ésta no podía evitar acordarme de Los lunes al sol, donde también había varios personajes entrelazados. Tenía una coralidad que ésta comparte, así como el abordar con sentido del humor algo tan dramático como era, y es, el desempleo. Me gusta arriesgar en esa línea, salirme del margen de la moralidad, aunque eso me lleve a practicar un humor algo salvaje. Aquí tenemos cinco personajes fuertes, seis con el niño, con un protagonista principal muy poderoso –Mambrú, al que da vida Benicio del Toro-, y eso también enlazaría con el que interpretaba Javier Bardem en Los lunes al sol.
Cuando la realidad es tan extrema como la que cuentas en la película esta acaba por parecer aún más ficticia.
Hay un presunto relato realista que acaba por no serlo tanto. Ahí afecta mucho nuestra idea preconcebida de las cosas. Siempre he pensado que la realidad es muy poco realista. La gente no suele responder nunca como uno se lo espera. Por fortuna para los narradores, sino estaríamos siempre contando la misma historia. Tengo la convicción de que la realidad es muy diversa. Y pasa lo mismo con las personas.
¿Qué diferencia has encontrado al trabajar con actores internacionales de la talla de Benicio Del Toro o Tim Robbins?
Tú has visto la película y lo has podido comprobar: ellos se han pasado todo el rodaje cubiertos de polvo, conduciendo por caminos horribles, sin para de bajar y subirse a los todoterrenos. Es una película muy física y, aunque se lo había avisado a todos antes de empezar a rodar, hay que reconocer que el rodaje fue bastante duro en ese aspecto. Aunque eso, claro, es bueno para los personajes. Y ellos respondieron perfectamente. Así que no se trata tanto de las nacionalidades de los actores como de las personalidades que tengan. El que es complicado en su vida privada suele ser complicado también rodando y el que suele ser encantador en el trato lo es también en el rodaje. Sí te puedo decir que, a nivel personal, he disfrutado muchísimo al trabajar con Benicio Del Toro. Y no sólo porque sea una bestia interpretativa, sino por cómo se implica en la obra, casi como si fuera un asesor creativo. Yo he visto crecer la película delante de mis ojos gracias a sus aportaciones.
¿Está rodada en España?
Sí, en una sierra cerca de Granada. Es un paisaje muy similar al de Herzegovina. Es montaña alta pero a la vez muy mediterráneo. Es el paisaje más parecido que encontré.
¿Qué me puedes contar del documental que estás preparando sobre Podemos?
Te puedo contar poquito porque nos queda mucho trabajo por delante. La intención es contar ese año largo que arranca desde el inicio de su formación hasta las elecciones generales. Así que me gusta ser reservado al respecto. También me pasa con las ficciónes. Lo que sí te puedo decir es que lo estoy viviendo como un privilegio el asistir en primera fila a un proceso tan intenso y tan interesante. Y tan inesperado en la política española. Creo que la ciudadanía también lo está viviendo así.
Con todo lo que está pasando con Podemos igual te acaba quedando una película de 10 horas
En ese caso haremos una miniserie (risas).