En esta edición del Festival de Cannes también se proyectarán cortometrajes españoles. Hablamos de Pueblo, de Elena López Riera, que estará entre los seleccionados de la Quincena de Realizadores, la sección paralela al festival, y Victor XX, de Ian Garrido, que ha sido uno de los cortometrajes elegidos por Cinéfondation entre más de 1600 participantes de todo el mundo. En Sensacine hemos charlado con ambos sobre sus trabajos y los sentimientos que provoca estar en un espacio como Cannes.
López Riera presenta la historia de un joven nacido en un pueblo español que vuelve a su tierra durante la Semana Santa después de un tiempo fuera del país, experimentando el desconcierto que supone enfrentar dos realidades muy diferentes. "Es un sentimiento muy contradictorio. No estás, pero a la vez nunca has dejado de estar allí. El cortometraje viene de esa necesidad de intentar transmitir qué significa pertenecer a un lugar y al mismo tiempo ser extranjero", explica la directora, que aclara que, en parte, se refleja en el protagonista, Rafa.
El cortometraje, que mezcla planos con un sentido casi documental reflejando la Semana Santa en Orihuela con la ficción de una noche en la vida del joven, hace coincidir dos realidades que en un principio parecen separadas. Según Elena, "la tradición española de catarsis que provoca una fiesta religiosa muchas veces también es una excusa para otro tipo de fiesta. Mucha gente tiene un sentimiento religioso muy fuerte que he intentado respetar, y su manera de expresarlo públicamente, que me parece fascinante". Y aclara: "En algún punto, las dos realidades confluyen. Pero no está calculado".
En cuanto a ir a Cannes, la directora aún no se lo cree. "Es un poco irreal. Parece que le pasa a otra persona y no te imaginas a ti mismo yendo a un festival así. La gente fantasea con ir, pero también con recibir un Oscar", bromea. La fundadora del colectivo Lacasinegra no olvida a su equipo, con el que trabaja desde hace casi cinco años. "Que uno de nosotros esté en algo tan importante nos hace pensar que no estábamos tan equivocados con nuestra manera de entender el cine. Me he sentido muy apoyada por la gente, por todos los que han trabajado sin ningún tipo de interés económico".
Por otro lado, Ian Garrido, estudiante de la ESCAC, entra en Cinéfondation con un proyecto sobre la búsqueda de la identidad de una persona transexual mientras se enfrenta a un ambiente que aún no acepta del todo su condición. Según el director y guionista, en gran parte se reflejan vivencias muy personales. "Aunque es ficción, la parte emocional del personaje coincide totalmente conmigo. Se ve lo que he sentido o siento". Sin embargo, aclara que los personajes secundarios no son retratos, sino que "son una mezcla, un vehículo para expresar determinados aspectos de la sociedad. Todos tienen un contexto y una historia".
Uno de los puntos fuertes del cortometraje es su fotografía, que se trabajó durante meses. "Nuestra directora de foto es un genio. Queríamos representar los colores de Almería en verano -el azul, tierra y ocre- a través de la cámara". Ian también se apoya en su equipo, ya que "sin todas ellas no habríamos llegado hasta aquí".
Para Garrido, viajar a Cannes es una oportunidad por partida doble. "Espero que este corto sea un paso adelante a la hora de identificarse con unos sentimientos difíciles de explicar. Es comunicación para que exista una empatía, para entender mejor el mundo en el que vivimos, y Cannes es un altavoz genial para que llegue al máximo de personas [...] Tengo muchas ganas de ir al festival, conocer a gente y seguir llevando proyectos adelante. Es un empujón que vamos a aprovechar".