El rodaje de la nueva entrega de Piratas del caribe está siendo algo accidentado para su estrella Johnny Depp. Después de tener que parar la grabación en varias ocasiones por lesiones y de que un hombre disfrazado de pirata se colase en el set, los dos Yorkshire del actor son las nuevas víctimas. El gobierno australiano ha dado un ultimátum a Depp para que saque a los animales del país o tendrá que tomar medidas drásticas sacrificando a los perros, ya que ha violado las rígidas leyes de bioseguridad que rigen Australia.
Pistol y Boo, así se llaman las mascotas, entraron al país en un avión privado sin presentar ninguna documentación ni pasar controles. El Ministro de Agricultura de Australia, Barbany Jones declaró: "Si comenzamos a dejar que las estrellas de cine -incluso si es el dos veces nombrado "hombre vivo más sexy"- [lo hagan] para entrar a nuestra nación, ¿por qué no rompemos la ley para todo el mundo? Es hora de que Pistol y Boo vuelvan a los Estados Unidos". En el mes de marzo el equipo de producción ya se enfrentó a una acusación de maltrato animal por introducir dos monos capuchinos, especie que aparece en la lista de animales prohibidos.
Por el momento, Piratas del Caribe: Dead Men Tell No Tales continúa con la grabación para llegar a su estreno programado para el 7 de julio de 2017. Jack Sparrow tendrá que enfrentarse a unos piratas-fantasma comandados por una de sus viejas némesis, el terrorífico capitán Salazar interpretado por Javier Bardem. Cierran el reparto Geoffrey Rush (Barbosa), Kevin R McNally (Joshamee Gibbs) y Stephen Graham (Scrum).