Menudo ramillete de estrellas: los veteranos Michael Caine, Harvey Keitel y Jane Fonda, y los jóvenes Paul Dano y Rachel Weisz. Todos ellos escoltaron a Paolo Sorrentino en la rueda de prensa de La juventud, frente a cuya proyección los medios han reaccionado con aplausos y con abucheos a partes iguales, debido a la naturaleza excéntrica de una propuesta que reflexiona sobre la belleza de la juventud a través de la mirada de dos octogenarios, interpretados por el británico y el norteamericano. “El único tema que realmente interesa a la gente es el paso del tiempo y cuánto nos queda de vida –explicó Sorrentino–. Es una tema que me fascina. Me gusta especialmente la idea de un director anciano en la película, porque cuando yo sea viejo podré hacer una película sobre la juventud que perpetúe mi vida. El arte nos da libertad y la libertad nos transmite juventud. Creo que he hecho un film muy optimista, diseñado para atenuar algunos de nuestros miedos”.
Caine recordó que ha vuelto a Cannes después de 50 años, cuando compitió con la obra maestra Alfie, en la que interpretaba a un mujeriego: “La película ganó un premio, pero yo no, así que no volví al festival –bromeó el actor–. Si tuviera que interpretar a Alfie otra vez probablemente lo haría, pero sería muy distinto. Esta vez, me gusta tanto la película que viajaría con ella a cualquier lado. Creo que Paolo es uno de los grandes directores del mundo, y todo el reparto está brillante. Creo sinceramente que todos deberíamos ser premiados”. Es la primera vez, a pesar de medio siglo de carrera, que el británico y Keitel comparten plano, si bien el actor neoyorquino aseguró que “de algún modo siempre hemos estado juntos, hemos sido camaradas desde el principio aunque aún no nos habíamos conocido”.
Bromista en sus comentarios y con afilada ironía, Caine recordó a los asistentes que “para toda una generación de espectadores yo splo soy el mayordomo de Batman, solo por eso me conocen, así que no sé si debo sentirme muy satisfecho al respecto”. También quiso remarcar que “una película es un poco como una guerra. Vas a entrar en una situación extremadamente peligrosa y, a menos que no mires por los otros y por tu supervivencia al mismo tiempo, vas a acabar herido o muerto. En eso consiste la actuación para mí”. En esta línea, Keitel señaló que después de trabajar con tantos directores y en tantas películas, ha comprendido “que todos formamos parte de lo mismo, de ese poder para resistir a través de los años. Esa es para mí la belleza de La juventud, porque para mí Hollywood siempre ha sido una lucha para permanecer vivo. No es algo cerebral ni literal, es una lucha que está más allá de lo visible, está en el espíritu”.
Ante la pregunta de si se siente triste por interpretar personajes de edad avanzada, o si sigue extrayendo placer de su trabajo, Caine contestó con ironía que “la única alternativa para mí ahora es la muerte, así que mi decisión ha sido sabia” Y añadió: “Quiero decir a los que todavía no se sienten viejos que ya les llegará el turno”. Al mismo respecto, Jane Fonda comentó que “esta película expresa que la edad es una cuestión de espíritu, y que si tienes pasión en tu vida, como hacen los personajes de Michael y Harvey, y también el mío, permaneces vigoroso y joven en tu espíritu, y eso es lo que importa”.
La actriz Rachel Weisz, que también presentó hace unos días en el festival la película del griego Yorgos Lanthimos, The Lobster, se deshizo en elogios para el director italiano: “Para mí, la dirección es la gestión del tono, de la unidad de la película, y Sorrentino ha sido un director de orquesta extraordinario. Tiene un punto de vista intransferible. Es imposible hacer una fotocopia de esta película”. Para bien o para mal, así es.