Michel Gondry crea un mundo espectacular visualmente en la película protagonizada por Jim Carrey y Kate Winslet. Muchas escenas del filme, como cuando el personaje de Carrey regresa a su infancia, están grabadas en una habitación distorsionada, con objetos de diferentes tamaños y superficies no niveladas.
La magia del cine es aún mayor gracias al CGI pero estos directores se niegan a utilizarlo.