Es difícil que una adaptación del “Macbeth” de William Shakespeare salga mal. Siendo como es uno de los mejores textos del escritor, el cine siempre que se ha acercado a su terreno ha acabado produciendo grandes, incluso enormes, películas: Orson Welles, Akira Kurosawa, Roman Polanski. En esta nueva versión de Justin Kurzel –cineasta descubierto aquí en la Semana de la Crítica con Snowtown (2011) y que tiene en sus manos la futura adaptación a la gran pantalla del videojuego Assassin’s Creed-, el cineasta australiano tira por la vía del expresionismo más desbocado –en la línea del Valhalla Rising de Nicolas Winding Refn-, más concentrado en la plasmación de imágenes impactantes –hay acumulación de ralentís, saturación de color, inserción de planos a modo de subrayado poético, etc- que en vehicular el melodrama argumental de forma efectiva. No seré yo quien ponga tachas a los estetas, una imagen fílmica siempre será mejor que mil palabras teatralizadas, pero sí es válido cuestionar si dicha imagen acaba por llegar a cierta trascendencia estética o acaba por desintegrarse en el pozo del efectismo vacuo. No tengo claro si este Macbeth pertenece al primer o al segundo grupo –culpa mía: es la última película de competición y tengo el cerebro hecho una crème brûlée- pues si bien Kurzel logra llamar la atención con esos planos fijos grabados a fuego, lo que está claro que no consigue es hacernos creíble el drama superlativo (prácticamente terror) que viven los protagonistas merced a los delirios de Macbeth. Normal que ni Michael Fassbender ni Marion Cotillard logren conseguir otra cosa que no sea poner miradas de estreñimiento o insulsa indulgencia. Con todo: la película merece una segunda revisión y una nueva reflexión por mi parte (como casi todo lo visto en Cannes, por otra parte).
Michel Franco, Tim Roth ('Chronic')
Por su parte no me interesó nada Chronic de Michel Franco (tampoco lo hizo su anterior película: Después de Lucía), ni argumentalmente –la crónica letárgica de un enfermero que sólo trata con enfermos terminales-, ni formalmente: planos fijos, muy pocos diálogos, el tedio como arma estética prototípico del cine de autor más plomizo de los años noventa. Con Tim Roth como protagonista absoluto (aparece en prácticamente todos los planos de la película), Chronic busca poner en escena el terrible drama humano que rodea a enfermos y familiares adoptando la suficiente distancia para que todo se torne frío y aséptico. Una vía tan válida como cualquier otra como para evitar caer en el melodrama más chillón pero que aquí resulta terriblemente anacrónica y aburrida. Además tiene el honor de tener el peor plano final del festival, casi un chiste que no comprendieron ni aquellos a los que sí les gustó el filme.
Cerramos Cannes con la despedida al maestro Manoel de Oliveira, fallecido el pasado dos de abril a la edad de 106 años, y del que se proyectó en la sección de Cannes Classics su Visita ou memorias e confissôes; película rodada en 1982 que el propio director decidió no enseñar hasta después de su muerte. Presentada por Thierry Frémaux –director artístico del festival de Cannes- y José Manuel Costa – director de la cinemateca portuguesa-, la proyección del film fue un acto de devoción por parte de todos los amantes del cine del maestro portugués que nos dejara películas de la talla de El valle de Abraham, Palabra y utopía, Una película hablada o El extraño caso de Angelica, entre muchas otras. En estas memorias filmadas de Oliveira es el propio realizador el que se dirige a cámara en primera persona, hablándonos de su infancia, de la relación con su esposa, de su propia visión sobre la mujer en el mundo o de su devoción por la juventud. Todo ello acompañado de fotografías, videos caseros en súper 8 e imágenes documentales, más la doble narración a modo de voz en off que nos va presentando su entonces hogar con un diálogo escrito por la poeta Agustina Bessa-Luis. Un bellísimo cierre para este Festival de Cannes.
+ Todas las crónicas de Cannes por Alejandro G. Calvo
Día 1: Vivir y morir en Cannes
Día 2: 'Mad Max: Fury Road' arrasa con todo
Día 3: Matteo Garrone regresa a la versión pérfida de los cuentos de hadas con ‘Tale of Tales’
Día 3,5: Las comedias negras de Woody Allen y Yorgos Lanthimos
Día 4: Abucheos para Gus Van Sant y Matthew McConaughey por su 'The Sea of Trees'
Día 5: Ovación para ‘Carol’ de Todd Haynes, que apunta a Palma de Oro
Día 6: El festival llora a Amy Winehouse con ‘Amy’, su hagiografía definitiva
Día 7: Pixar vuelve a tocar el cielo con la maravillosa ‘Del revés (Inside Out)’
Día 8: Benicio del Toro se convierte en el ‘Sicario’ perfecto
Día 9: Paolo Sorrentino desata la polémica con ‘Youth’ (con un gran Michael Caine)
Día 10: Gaspar Noé lleva la provocación a Cannes con su película porno en 3D ‘Love’