Las más guapas: Cristina Alfaiate, la Schérezade de As mil e uma noites de Miguel Gomes, Rachel Weisz por partida doble en The Lobster de Yorgos Lanthimos y Youth de Paolo Sorrentino, Aomi Muyock, la Electra de Love de Gaspar Noe y Shu Qi, The Assassin de Hou Hsiaohsien.
El más guapo: Michael Fassbender como Macbeth ha sido uno de los escasos guapos del festival.
Lo más LOL: el gag de John Turturo intentando conducir un coche con las cámaras de rodaje tapándole la vista en Mia madre de Nanni Moretti. Y el trasunto de Maradona con el rostro de Karl Marx tatuado en la espalda de Youth de Paolo Sorrentino.
Lo más WTF: el chocante final de Chronic de Michel Franco, muy parecido por otra parte a uno de los últimos giros narrativos de Sea of Trees de Gus Van Sant.
Lo más OMG: Gus Van Sant abandonándose al dramón cursi y la espiritualidad facilona en Sea of Trees.
Lo más viral: si el sketch sobre cómo funciona la mente de los gatos que cierra Inside Out de Pete Docter estuviera en youtube, lo petaría en visionados.
Lo más bizarro: la pulga gigantesca que el rey de Tale of Tales de Matteo Garrone convierte en su animal de compañía.
Lo más maternal: Catherine Denueve encarnando a un estado protector que cuida de los niños a quienes sus madres biológicas no atienden en La cabeza alta de Emmanuelle Bercot.
Lo más fraternal: las cuatro hermanas protagonistas de My Little Sister de Hirokazu Koreeda, que formulan una célula familiar autónoma sin padres ni maridos.
Lo más paternal: el sonderkommando de Son of Saul de Laszlo Nemes obsesionado con enterrar dignamente el cadáver de un niño que podría ser (o no) su hijo mientras sigue ejerciendo las tareas cotidianas dentro de la máquina de matar nazi.
Lo más hermético: la historia de The Assassin, que ningún crítico sería capaz de explicar en su totalidad.
Lo más bailable: la coreografía al ritmo del Go West de los Pet Shop Boys que abre y cierra Mountains May Depart de Jia Zhangke, un film sobre la occidentalización de China.
El mejor final: el de The Treasure de Corneliu Porumboiu, un happy end de cuento adaptado a la realidad rumana.
Lo más vecinal: los dos films rumanos, The Treasure y One Floor Below de Radu Muntean desarrollaban diferentes historias a partir de la relación entre vecinos.
Lo más opresivo: las mafias mexicanas que captan muchachas para prostituirlas sin posibilidad de escape que retrata David Pablos en Las elegidas.
Lo más elegante: cada plano de Cate Blanchett en Carol de Todd Haynes es una página en el manual definitivo sobre la elegancia femenina.
Lo más inquisitorial: la rutina de un hombre de mediana edad en el paro se caracteriza, según La loi du marché de Stéphane Brizé, por someterse a un sinfín de interrogatorios: en el banco, en las entrevistas de trabajo, en los centros asistenciales...
Lo más fake: uno de los personajes secundarios de L'ombre des femmes de Philippe Garrel, que parece directamente inspirado en la figura de Enric Marco.
Lo más vaquero: los protagonistas de Les Cowboys, franceses aficionados a emular la cultura norteamericana en una interesante revisitación de Centauros del desierto de John Ford.
La más valiente: la protagonista de La patota de Santiago Mitre, fiel a sus convicciones después de ser víctima de una violación en un film que le da la vuelta a la dinámica típica del rape&revenge.
Lo más inesperado: la Palma de Oro para Dheepan de Jacques Audiard, que pasó sin pena ni gloria por la Sección Oficial.
Lo más sexual: para no citar solo a la evidente Love de Gaspar Noe, el segundo episodio del film croata The High Sun de Dalivor Matanich, centrado en la tensión sexual entre un chico y una chica pertenecientes a bandos opuestos en la Guerra de los Balcanes.
Lo más romántico: la historia de amor incestuosa que condena a la muerte a los protagonistas de Marguerite et Julien de Valérie Donzelli y la mayoría de escenas de sexo de Love de Gaspar Noe.
Lo más académico: películas como The Assassin, Son of Saul y la primera parte de Mountains May Depart optaron por el formato de pantalla académico de 4:3.
Lo más fuera de foco: Laszlo Nemes soluciona la dialéctica en torno a la representación del horror del holocausto, manteniendo desenfocada, en segundo plano o fuera de campo la realidad en el campo de exterminio por donde se mueve el protagonista de Son of Saul.
Lo más hispanófilo: el personaje de Parker Posey en Irrational Man de Woody Allen, profesora que sueña con viajar a España para escapar de su aburrida vida en una Universidad de provincias.
Lo más ornitológico: la tercera entrega de As mil e uma noites de Miguel Gomes tiene lugar en su mayor parte en el ambiente de aficionados a los concursos de canto de pinzones en Portugal. Nunca se había oído tanto piar en una película.
Lo más fluorescente: los dispositivos en el hospital de Cemetery of Splendour de Apichatpong Weerasethakul, destinados a apaciguar el sueño de los soldados internos.
La autoayuda más irónica: el filósofo que encarna Joaquin Phoenix en Irrational Man recuperando su amor por la vida al descubrir su yo criminal.
Lo más fantasmal: vivos y muertes han convivido en muchas películas de Cannes, desde Journey to the Shore de Kiyoshi Kurosawa, pasando por Sea of Trees de Gus Van Sant o Valley of Love de Guillaume Nicloux. Pero nuestra aparición espectral preferida fue la de Manoel de Oliveira saludándonos desde Visita ou Memórias e Confissões, un film suyo de 1982 que no ha visto la luz hasta después de su muerte.