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Jonas Rivera contaba durante la clase magistral la divertida anécdota que le ayudó a entrar en Pixar. Cansado de trabajos como vendedor en tiendas de música o de juguetes mientras realizaba sus estudios de producción, Rivera se armó de valor en 1994 para llamar a la compañía e intentar convencer a quien le cogiera el teléfono de que le ofreciese un puesto como becario. Lamentablemente la empresa no contaba con un programa de becas pero como necesitaban ayuda con Toy Story, le ofrecieron trabajar como ayudante de producción.
El productor no nego esta oportunidad y esa llamada le ha servido para ganarse el reconocimiento de productor del año por la Asociación de Productores de América.