Oliver Reed falleció a causa de un ataque al corazón durante el rodaje de Gladiator, debido a la enorme importancia de su personaje en la narración, la única solución que se le ocurrió a Ridley Scott fue matar también a su personaje en pantalla, e incluirle en otras escenas de forma digital -eso sí, tras pedir permiso a la familia-.
La pérdida de una persona afecta a todos los que le conocían y querían, pero en el caso de un actor, también repercute en sus fans y en la película que estaba rodando como el caso de estos 15 artistas que tristemente ya no están con nosotros.