Lamentablemente, una chica de 16 años, Suzanne Capper, fue secuestrada por un grupo de chicos en Manchester. Tras varios días de palizas -siempre comenzaban las torturas con la frase "Chucky viene a jugar"-, la quemaron viva mientras coreaban "Soy Chucky. Chucky quiere jugar" y repetían los diálogos de la película.
El cine tiene una enorme incluencia en los espectadores y, lamentablemente en estos casos, provocó trágicos sucesos.