El rodaje de la última entrega de Piratas del Caribe, Dead Men Tell No Tales, ha estado cargado de polémicas. Desde el hombre disfrazado de pirata que se coló en el set hasta las múltiples lesiones de Johnny Depp, pero el problema que más repercursión ha tenido ha sido el relacionado con las mascotas del actor que da vida a Jack Sparrow. El gobierno australiano dio un ultimátum a Depp para que sacase a sus dos perros del país después de que fuesen introducidos ilegalmente, violando las rígidas leyes de bioseguridad.
Johnny Depp prefiere tomarse el asunto con humor, a juzgar por los comentarios que hizo en una entrevista con The Guardian y que han sido recogidos por Cinemablend. El actor comentó que había "matado a los perros y se los había comido" después de que el gobierno diese la orden de sacarlos de Australia. También sugirió que su perrito BBQ estaba "bajo las órdenes directas de algún hombre sudoroso y decepcionado de Australia", una referencia al ministro australiano que dio la orden, Barnaby Joyce.