¿Cómo reaccionarías ante el diagnóstico de un cáncer? ¿Serías de los que luchan con optimismo o de los que se hunden con la enfermedad? En ma ma, la nueva película de Julio Medem, Luis Tosar y Asier Etxeandia interpretan a la pareja y doctor, respectivamente, de una Penélope Cruz que no se rinde ante las peores noticias. En la presentación de la película en Madrid nos han contado su experiencia en el rodaje y cómo el filme ha cambiado su forma de ver las cosas.
El personaje del ginecólogo Andrés tiene una faceta de cantante que recuerda mucho a Almodóvar, ¿has reflexionado sobre esto?
Asier Etxeandía: No, la verdad es que no. A mí me parece que tiene mucho de Medem. Creo que está mucho en sus películas: un personaje que tiene dos vertientes muy diferentes, pero que se complementan. Para mí los médicos son artistas y, que alguien que se dedica a la medicina también tenga inquietudes artísticas, demuestra cómo va a enfrentarse a su trabajo. No es sólo "un ginecólogo que canta”, hay muchas más cosas más…
La escena en la que Julián le canta a Magda en el quirófano es impactante.
A: Magda lo necesitaba y ahí está él para darle lo que necesita. En ese momento de la película el médico es su amigo y pide a todos que se vayan de la sala, pero los demás no, están ahí porque le conocen de sobra. Si vas a un hospital de verdad, no te puedes hacer una idea de lo que ocurre en los pasillos. Ahí hay todo tipo de artistas y todo tipo de cosas, es un lugar mucho más cotidiano que lo que tenemos en la cabeza.
Ambos estáis muy relacionados con el mundo de la música, ¿creéis en el poder de las canciones?
A: Absolutamente.
Luis Tosar: Sí, sí, absolutamente. Hay una parte terapéutica que pertenece al arte en general. Es terapéutica sobre todo para el espíritu, que es lo que te puede ayudar a sacar adelante los males del cuerpo. Eso está demostrado, no es que sea una paja mental, es que es así. Si tu espíritu está más sano, quizás tengas más probabilidades de mejorar físicamente que si estás en profunda depresión. De eso habla mucho la película, sobre todo del personaje de Magda: una chica que se enfrenta a la enfermedad, al dolor y a la muerte desde un lugar que, por desgracia, no es tan habitual pero que sí existe. Hay gente que desafía a la ciencia médica, lo cual es muy bonito. Los médicos están abiertos a eso, es algo con lo que también tienen que jugar. Los que no juegan con eso, normalmente, son los médicos de los que todo el mundo se queja. Hay casos increíbles de gente que saca adelante situaciones horribles. Magda es todo un ejemplo de eso, además con cierto humor, con cierta ironía. Es un personaje totalmente carismático.
Luis, Arturo representa la paternidad, un personaje algo alejado de lo que sueles hacer, ¿cómo te ves en él?
L: Muy cómodo. Además, la propuesta era excitante desde el principio. Es un personaje muy frágil que se enfrenta al dolor desde el minuto uno de la película. Era interesante trabajar esa faceta porque es cierto que las oportunidades no son tan habituales. La propia inercia de la industria hace que mis personajes siempre vayan por la misma línea, aunque uno intenta variar todo lo que puede. Pero bueno, nunca me han funcionado mucho los buenos, supongo (risas) Siempre he sido bueno en películas menos notorias y ha coincidido que he interpretado a los malos en películas con más repercusión. Lo cual dice mucho de nuestra sociedad.
Los tres personajes tienen una relación muy estrecha en pantalla, ¿cómo hicisteis para conseguir esa química? ¿Lo trabajasteis desde fuera?
A: Surgió sola. Se esperaba, porque había que contar algo, pero los dos pusimos toda la carne en el asador para que esto ocurriera: Cuidarnos mucho, querernos, ella ha confiado mucho en mí, yo he intentado que para ella fuese un rodaje fácil, hemos hablado mucho de nuestros momentos más privados con respecto a la enfermedad, de nuestra experiencia… Yo quiero a Magda y quiero a Penélope. A no ser que te toque un compañero hijo de puta, que te joda la vida y que no haya por donde cogerlo, siempre hay que querer mucho al compañero porque va a ser mucho más gratificante y el resultado va a ser mucho mejor.
L: Es muy, muy generosa trabajando. Es una Magda del mundo del cine. Había mucho de ella en el personaje y mucho de Magda en ella. Es muy cómplice, estaba tremendamente implicada en la película, también como productora. Creo que el personaje le llegó en una edad perfecta. A los actores a veces nos ocurre que acabamos un trabajo y pensamos “esto, con cinco añitos más me hubiera venido mejor para entenderlo”. Cuando ya lo has hecho o te ha tocado después una experiencia similar, piensas que en ese momento más actual lo hubieses entendido mejor. A Penélope, Magda le ha llegado en un momento muy bueno. Con la experiencia ya de ser madre, con la familia montada… Con todo lo que significa eso y todo lo que puede significar la pérdida de eso. Y ya en el ámbito puramente profesional, como actriz también le ha llegado en un momento perfecto y así hace el trabajo que hace, que es soberbio.
¿Cómo os habéis preparado los personajes? ¿Hicisteis algún tipo de investigación?
A: Para interpretar al ginecólogo, he estado trabajando con una doctora maravillosa que se llama Esther y que me ha demostrado que hay grandes médicos en este país. Estaba muy preparada, con un gran nivel de implicación. Apabullante, de verdad, hablar con ella era apabullante. Ellos están preparados para recibir pacientes que tienen este problema y a lo mejor reciben 20 o 30 a la semana, lo cual es una exageración. A mí me contaba, leyendo el guion, que lo que ocurría era lo más normal. Habrá gente que piense “Bah, es imposible que hagan eso”, pero ella me contaba casos en los que había pasado cosas aún más fuertes. A mí me daban muchas ganas de hacer el personaje desde ahí, hacerle un homenaje a la medicina y a los médicos. Por otro lado, yo he vivido muy de cerca la enfermedad porque mi madre murió de cáncer hace 6 años y la acompañé hasta el final, por lo que vi todo el proceso. Viví su miedo, su valentía, su determinación, los milagros que ocurrieron, el amor que me dio como madre y su soledad, que es lo que se ve en Magda. Para mí ha sido muy sanador hacer esta película.
Además de ser una película sobre el cáncer, es un retrato de la sociedad española, toca muchas cosas que hemos vivido y, entre ellas, la crisis, ¿creéis que es necesario que existan películas reivindicativas que hagan reflexionar a la sociedad?
L: Siempre es necesario. El cine de compromiso, la denuncia, el cine social es una parte que tiene que estar en todas las cinematografías. Es un reflejo de lo que está ocurriendo y será un recuerdo. Siempre se pone el ejemplo de Los lunes al sol, que es una película extrañamente actual, casi más actual que en el momento en que se rodó. No está mal tener un relato sobre cómo estaban las cosas y lo que puede repetirse casi exactamente, como con papel de calco. Seguramente, lo que esta película está contando serán los errores que volveremos a cometer dentro de poco.
A: La cultura, no es que te haga más listo o más conocedor de los poetas y otros temas, es que crea empatía. Las películas, la música, los libros, crean empatía. Hacen que creas a las personas, que te pongas en el lugar de otros. Si te pones en el lugar del otro, no vas a joderle. Vas a intentar buscar lo mejor para todos. Es la labor principal de la cultura. El que es culto, creo que está más abierto a todo. Para mí es una función muy importante, es necesario contar y ver.