Carlos, un ejecutivo de un banco, se sube una mañana cualquiera en su coche para llevar a sus hijos al colegio cuando recibe una llamada anónima. La misteriosa voz que se encuentra al otro lado del teléfono le avisa de que hay bombas debajo de los asientos y le da una orden clara: o le devuelve su dinero o saltarán todos por los aires. Esa es la premisa de El Desconocido, la película de suspense con la que el director Dani De La Torre salta al largometraje y en la que Luis Tosar se pone en la piel del protagonista. El actor ganador al Goya a mejor actor por Celda 211 en 2009 nos recibe durante el Festival de San Sebastián y nos cuenta cómo se ha enfrentado a una actuación en la que tenía que limitarse al rostro y las manos y cómo ha sido el intenso rodaje de la película.
¿Cómo es el rodaje de una película de tanta intensidad como El desconocido?
El rodaje ha sido muy fácil porque Dani (De La Torre) es un director muy fácil. Que tiene el culo pelado, vaya. Porque aunque ésta figure como su primera película ha trabajado un montón en el campo del corto, en la ficción para TV… Y él tenía muy claro cómo quería la película. Tenía bien estudiados los códigos del género. Así que, aunque era una película muy complicada a nivel técnico, el rodaje fue bastante agradable.
¿Cuánto duró el rodaje?
Seis semanas. Fue todo bastante rápido.
¿Y estuviste seis semanas sentado?
Básicamente, sí (risas).
¿Cuál es el grado de empatía que tienes con los directores?
Varía, porque todos los directores son diferentes. Si buscas que exista un lazo con ellos y no hay complicidad con el director, estás perdido. Si además es una buena persona todo se hace mucho más fácil. Uno trabaja mejor cuando nota que se valora su esfuerzo. Y viceversa. Los actores necesitamos cariño.
¿Qué sientes cuando te definen como un “actor de carácter”?
No entiendo esa expresión, ¿acaso no tiene todo el mundo carácter? (risas)
En El desconocido lo tenías difícil para expresarte de forma física porque, básicamente, se te ve todo el rato el rostro y las manos, ¿lo trabajaste mucho?
No. Lo hice como pude, porque no me quedaba otra. Por suerte había mucha actividad dentro de la narración, así que no paraba de hacer cosas. Todos los actores tienen la misma paranoia: encontrar la esencia de lo que hay que contar. Así que te concentras mucho en eso y luego te das cuenta que no sabes dónde poner las manos, si tienes que estar quieto o moviéndote, etc… Por esos los actores siempre estamos observando a la gente, para ver qué hacen en cada momento, es como un sistema de defensa continuo.
España, sin duda, está viviendo un buen momento en el cine de género…
He tenido mucha suerte y he estado en varios de estos proyectos y reconozco que es muy divertido trabajar así. También te digo que detrás de una buena película siempre hay un gran equipo. Y tampoco creo que haya hecho nunca ninguna película de género puro. Todas tienen un trasfondo social o una realidad dramática sobre la que trabajar, lo que acaba haciéndolas más interesantes. Como en El desconocido.
En El desconocido, ¿eres el héroe o el villano?
Esa es la historia de peli (risas). A ver qué piensan los espectadores.
¿Te imaginabas en los tiempos de Flores de otro mundo (1998) que llegarías a ser uno de los actores más conocidos y valorados del panorama nacional?
En absoluto. Cuando empecé como actor no tenía ni idea de hacia dónde iba a ir: teatro, cortos, pelis… Uno lo va descubriendo poco a poco. Pero no, no tenía ningún plan, ni nada por el estilo. Tampoco nadie se podría imaginar que en quince años estaríamos realizando grandes thrillers, películas de terror… en aquel entonces todo era realismo social. Así que la industria ha cambiado mucho y yo he tenido la suerte de poder crecer con ella. También es cierto que el público nos ha apoyado mucho. Ellos fueron los que apoyaron una película como Celda 211 y gracias eso luego han venido muchas otras. No entiendo a la gente que critica al público porque lo cierto es que éste siempre responde mucho mejor de lo que uno puede pensar. Todas las reuniones de márketing, estrategia publicitaria, campañas de prensa… no sirven para el pedo, porque al final será la gente la que decidirá si quiere ver o no esa película.
¿Te gusta volver a ver las películas en las que has trabajado?
A mí no me gusta verlas, pero me toca hacerlo (risas). ¿Qué vas a hacer? Luego no podría hablar de ellas. Hay películas más duras que otras a la hora de verlas. Cuanto más extrema es, más difícil te resulta. Es un proceso por el que tienes que pasar quieras o no quieras.
Una última pregunta: ¿Qué recuerdo guardas de tu trabajo a las órdenes de Michael Mann en Corrupción en Miami?
Excelente. Michael Mann es un trabajador nato. Ahí no hay nada de místico, sólo puro cine. Fue muy divertido.