Los animadores querían crear un mundo inmenso en el que Arlo, pese a ser un dinosaurio de gran tamaño, se sintiera insignificante. Sharon Callahan, de vuelta al hogar, pintó los cuadros a imagen y semejanza de las fotos que había tomado en el Oeste, y luego los animadores se encargaron de pasarlos a CGI.
La película, al contrario que la mayoría de obras de Pixar, se compone de un 99% de exteriores, y debido a esto los diseños están enormemente detallados. De hecho, los animadores emplearon tablas con datos topográficos para replicar los cuadros de Sharon, e incluso las nubes fueron construidas como si fueran Legos, pieza a pieza. Pete se mostró encantado con el resultado, y dijo: “Sharon, eres Dios, ¿cómo lo habéis hecho?”, a lo que la directora de fotografía se limitó a contestar: “1, 0, 0, 1…”.