Hace poco te contábamos la increíble historia de la familia de Jackie Chan -si no la conoces, aquí te la recordamos-, pero no es el único actor de Hollywood que esconde un pasado familiar de película. Olivia Newton-John, la inolvidable Sandy de Grease, también tiene buenas anécdotas que contar gracias a la lucha de su padre durante la II Guerra Mundial.
Brinley Newton-John nació en Gales y se convirtió en un brillante lingüista con un increíble dominio del alemán. Durante la II Guerra Mundial, trabajó interrogando a los pilotos nazis que habían sido capturados. Sin embargo, Brinley decidió no usar la intimidación y tortura, optando por sacarles información mediante cenas y noches de alcohol. Uno de sus interrogatorios le llevó a capturar a Rudolf Hess, una figura clave del equipo de Hitler.
Tiempo después, Brinley se unió al MI5, convirtiéndose en parte del equipo que traducía los mensajes alemanes codificados al inglés. De hecho, fue él quien tradujo los planes secretos de Alemania para atacar El Alamein. Mientras tanto, la madre de la actriz y cantante, Irene Born, era la hija de Max Born, un físico ganador del premio Nobel y uno de los padres de la mecánica cuántica. Tras el ascenso al poder de los nazis, la familia Born tuvo que huir de Alemania y se mudaron a Inglaterra. Ahí fue donde conoció a Brinley.
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