Aunque su pronunciación crease cierta confusión entre los lectores hispanohablantes -incluso entre los ingleses-, Hermione Granger es un nombre único y fácilmente identificable con el personaje de la saga Harry Potter. Sin embargo, J.K. Rowling no siempre tuvo claro que fuese a llamarse de ese modo y tenía otra alternativa: Hermione Puckle.
En su página web, la autora declara que, aunque pensó en ese apellido, no terminó llamándose así porque "no iba mucho con ella y fue cambiado rápidamente por algo un poco menos frívolo". También señala que mucha gente ve a Hermione como una "sabelotodo", pero quiere que quede claro que, bajo la fachada, hay una gran inseguridad y miedo al fracaso.
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