Blackhat de Michael Mann
La vuelta de Michael Mann a las carteleras nos confirma lo que sospechábamos: el autor de Miami Vice se ha entregado, como antes tantos otros grandes artistas, al ejercicio de hacer siempre la misma película, a ejercitar variaciones cada vez más desnudas y complejas de sus constantes como cineasta. En la trama de ciberhackeo de Blackhat Mann ha encontrado la coyuntura perfecta para llevar al límite el juego de pares opuestos que más le obsesiona desde hace años, lo digital frente a lo físico, siempre en constante intercambio de roles. En Blackhat los hackers no paran de golpear con contundencia las pantallas táctiles (el enfrentamiento final entre los dos cibergenios acaba siendo a golpe de destornillador) al tiempo que su poesía de lo digital lleva la materialidad de los cuerpos a la abstracción (la escena del taxi es de las más bellas del año). Podríamos decir que Blackhat es un Mann nivel avanzado, al que conviene acercarse sabiendo que los tiempos de la solidez argumental de Heat o The Insider han quedado lejos y partir de que los propios personajes de su cine parecen ya moverse como réplica del recuerdo del cine que les precede. Puro trip para seguidores hardcore del genio de Illinois. (Alberto Lechuga)