La banda del Titanic son el grupo de pasajeros más famosos de la película y, al contrario que Jack o Rose, sí existieron en realidad. Su destino es tan trágico como en el filme, pero en la vida real los propietarios del barco fueron muy poco sensibles. 15 días después del naufragio, el padre del violinista recibió una factura en la que le pedían el importe de los botones de bronce del traje, los cuales resultaron dañados tras el trágico suceso. También le hicieron pagar el envío del cuerpo sin vida.
Al mismo tiempo, el violinista John Law Hume tenía una prometida que estaba embarazada. Como no vivían holgadamente, ella esperó pacientemente el dinero que le correspondía a modo de compensación, pero, según cuenta Cracked, no llegó a recibir el cheque porque se lo quedó el padre del músico.
En 2015, el nieto del violinista descubrió que su abuelo no sólo tenía que mantener a su prometida Mary Costin, también había dejado embarazada a una mujer jamaicana llamada Ethel McDonald a la que había conocido cuando vivió tres meses en Kingston.