Metiéndose en el papel
Ryan Gosling construyó la mesa de la cocina que aparece en la película como preparación para meterse en el personaje. También se fue a vivir a Charleston (Carolina del Sur) dos meses antes de que comenzase el rodaje, durante los cuales pasaba el tiempo remando en el río Ashley y construyendo muebles.
Por su parte, Rachel McAdams también pasó algún tiempo en Charleston, dando clases de ballet y de protocolo. Tenía un profesor de pronunciación para enseñarle a hablar con acento sureño.