El pasado 18 de diciembre tuvo lugar uno de los acontecimientos cinematográficos más relevantes de la historia del cine, quizá sólo comparable al que aconteció el 19 de mayo dieciséis años atrás. Hablo, por supuesto, de El despertar de la Fuerza (The Force Awakens, 2015), de J. J. Abrams, y La amenaza fantasma (The Phantom Menace, 1999), de George Lucas, respectivos último (hasta la fecha) y primer episodios de la saga Star Wars, donde representan dos reinicios tan diferentes como interesantes (aunque también cuestionables). A raíz de esto último, he decidido contrastar ambas producciones para sacar a relucir los puntos fuertes (y, claro está, los débiles) de tan populares cintas. ¡Empecemos!
1. La historia original. Si algo se ha echado en cara por activa y por pasiva a El despertar de la Fuerza es su escasa inventiva a nivel narrativo, al haber optado sus creadores por el homenaje hasta límites imposibles. Que el resultado sea prácticamente un calco de La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977) con algún detalle de El imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980) garantiza tanto el entretenimiento como la nostalgia, pero lastra el carácter fascinador. Por su parte, la más arriesgada La amenaza fantasma se adentró en senderos políticos que, si bien buscaban invitar a reflexionar sobre cuestiones muy actuales, se quedaban a medio gas. Aun así, los senderos recorridos por esta cinta son clave de la riqueza de este universo. Y, sobre todo, muy novedosos.
2. El guion. Que George Lucas se lanzase a escribir y dirigir él sólo La amenaza fantasma, labor que no le pertenecía enteramente desde la primera entrega de la saga (confeccionada en circunstancias muy diferentes), probó ser tremendamente perjudicial para la cinta, plagada finalmente —al igual que el resto de la trilogía— de diálogos irrisorios y situaciones inverosímiles. En contraposición, Lawrence Kasdan (autor del libreto de El imperio contraataca), J.J. Abrams y Michael Arndt jugaron sobre seguro en El despertar de la Fuerza, granjeándonos un guion ingeniosamente potente capaz de conmocionar y divertir a partes iguales.
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