Ya han pasado casi 30 años desde el estreno de La princesa prometida en 1987, pero eso no significa que varias generaciones de cinéfilos hayan olvidado las aventuras de Westley (Cary Elwes), la princesa Buttercup (Robin Wright) y, sobre todo, Íñigo Montoya (Mandy Patinkin), cuya épica búsqueda de venganza dejaba grandes momentos para la posteridad. "Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir" se ha convertido así en una de las frases memorables de la historia del cine, y una que el propio Patinkin recuerda con gran cariño, pese a haberla tenido que repetir miles de veces durante el rodaje.
Ahora, tanto Cary Elwes como el propio Patinkin han vuelto a coincidir en el rodaje de La Reina de España -la secuela de La niña de tus ojos que también dirige Fernando Trueba-, interpretando al actor principal y al guionista de una superproducción hollywoodiense que provoca el regreso de Macarena Granada (Penélope Cruz) a la España de la década de los 50. SensaCine ha tenido la oportunidad de hablar con ambos y de conocer, además de los entresijos de su nuevo proyecto -que puedes leer en esta entrevista-, algunas anécdotas del rodaje de la icónica película de Rob Reiner.
"Probablemente, nunca estuvimos más en forma que cuando rodamos La princesa prometida", asegura Elwes, refiriéndose, sobre todo, al duelo que enfrentaba a Westley con Íñigo Montoya al poco de conocerse. Esta escena requirió de seis meses de intenso entrenamiento por parte de los actores, hasta el punto de que no sólo se sabían de memoria su parte de la coreografía, sino también la del otro -"Como un ballet", bromea Elwes-, y sin que dejaran en ningún momento de disfrutar.
"Cuando estábamos rodando, Rob de repente decía: "¡Corten, toma buena!". Y yo me deprimía un montón, porque eso significaba que ya no volveríamos a grabar esa parte otra vez", recuerda Patinkin, para a continuación revelar que, cierto día del rodaje, el director les preguntó si serían capaces de grabar la escena del duelo de una sola vez. Sin cortes. Los actores, algo intimidados, dijeron que sí y acabaron grabando la coreografía entera frente a varias cámaras diseminadas por el 'set', consiguiendo el impresionante resultado que se aprecia en la película.
Ambos actores han mostrado una gran emoción al compartir estos recuerdos, y también han dejado claro que, para ellos, fue un filme inolvidable, en el que les encantó participar. "Cuando se estrenó La princesa prometida nadie quiso verla. Fue más tarde cuando encontró su público. Y ahora se ha convertido en algo que todo el mundo ama", concluye Patinkin.