Rick Alverson es un director estadounidense bastante atípico. Sus películas tienen títulos como Entertainment o The Comedy, pese a no ser especialmente entretenidas ni tener demasiada gracia -al menos en un primer momento-, y han pasado por varios festivales de cine dividiendo a la crítica y causando una encendida recepción en el público.
Recientemente, el cineasta fue invitado a participar en el Ciclo de Cine Contemporáneo "¡Juas!", organizado por la Casa Encendida y, aprovechando su paso por Madrid, SensaCine tuvo oportunidad de charlar con este enigmático personaje sobre sus inquietudes, sus influencias y los motivos que subyacen tras un cine tan personal y críptico. Las respuestas, como puedes leer a continuación, no tuvieron desperdicio.
¿Cómo y cuándo decidiste que querías ser director de cine?
Es algo en lo que estuve interesado desde que era un adolescente, pero no fue hasta que tuve unos 37 años que decidí aceptar el riesgo que conllevaba este oficio. Ya había estudiado cine en la universidad, pero fue algo muy breve, y lo acabé dejando enseguida porque me pareció un proceso muy restrictivo, así que diez años más tarde fue agradable descubrir que tampoco era algo tan horrible. Mis sospechas sobre lo restrictivo del proceso, lo aislado que podías llegar a sentirte, y mi desconfianza por la industria, sin embargo, no estaban desencaminadas del todo.
¿Cuáles son los principales temas que quieres tratar en tus películas?
Creo que todas ellas tratan de combatir el optimismo utópico, la idea de que todos tenemos oportunidades y recursos ilimitados, y un potencial similar para triunfar. Es uno de los grandes problemas que tenemos ahora, y es que creo que hay algo hermoso en las limitaciones. Todas mis películas hablan de ellas, y seguirán haciéndolo.
Llama la atención los títulos de tus dos últimos filmes, The Comedy y Entertainment, sobre todo a la hora de compararlos con su contenido...
Ambas experimentan con un contexto cómico, colocando a actores conocidos por sus papeles cómicos en ambientes dramáticos. En el caso de The Comedy, obviamente, hay una intención irónica, con el objetivo de desafiar las expectativas de la audiencia. En Entertainment, sin embargo, no hay nada de ironía, pues el entretenimiento es el tema principal del filme. Ambas películas están relacionadas.
¿Por qué usar a Tim Heidecker y Gregg Turkington, dos reconocidos cómicos estadounidenses, como protagonistas de estas dos películas?
Ambos ya son de por sí cómicos poco habituales, que quieren experimentar con el humor de un modo muy complejo y sin barreras, y por eso estoy muy contento de que hayan trabajado conmigo. Es muy difícil hacer películas en EE.UU, y proyectos como los míos siempre se topan con muchos obstáculos, a no ser que tengas la suerte de formar parte de una especie de comunidad, con actores que quieran trabajar contigo varias veces. Entertainment, de hecho, surgió de mi relación con Gregg, con quien ya había trabajado en The Comedy.
¿Cómo crees que puede ayudar el humor al ser humano?
Sinceramente, no lo sé. Pero sí puedo decirte que el humor de mis películas está más relacionado con la provocación y las expectativas de lo que éste puede llegar a ser, y a hacer, por nosotros. Sin embargo, en mi vida personal no estoy demasiado interesado en la comedia, y estas películas no tienen demasiado que ver con mi propio sentido del humor, con el que suelo mostrar con los miembros de mi familia. Aunque mis películas pueden llegar a ser divertidas, supongo, si los espectadores consiguen conectar con un humor más grotesco y obsceno de lo habitual.
Muchos han tachado tus obras de "aburridas" o "raras". ¿Qué opinión te merece esto?
Bueno... Entertainment ha obtenido críticas excelentes, mientras que The Comedy tuvo algunas terribles, así que he visto un poco de todo. Lo cierto es que me interesan las películas problemáticas, y hay demasiados espectadores y críticos condicionados por cómo creen que han de ser las películas; esto es, nada que les suponga un desafío. Yo no voy al cine para ver cosas así. No quiero películas que sean como una especie de anestesia. Y creo que el mundo audiovisual es muy anestesiante ahora mismo, y hay que luchar con esa pasividad. No estoy diciendo que sea malo que exista este tipo de cine, pero me alarma que sea la forma predominante, y particularmente en EE.UU. Creo que es necesario alternativas, y eso es lo que mis películas tratan de ser.
El planteamiento de Entertainment, con ese hombre gris vagando por el desierto tratando de comunicarse con un ser querido que perdió, recuerda mucho al de Paris, Texas, de Wim Wenders. ¿Qué influencias cinéfilas destacarías en tus últimos filmes, en caso de haber alguna?
En The Comedy y Entertainment hay todo tipo de influencias, y no tengo problema en confesarlo. Sin embargo, son influencias ajenas al argumento. Tienen que ver, especialmente, con el tono de mis filmes y, en este sentido, estoy en deuda tanto con directores ya consagrados, como Bresson, como con contemporáneos, y éste es el caso de Michael Haneke. Pero el caso de Paris, Texas es interesante, porque creo que introduce muy bien el estado de ánimo que busco, y que es un humor melancólico que no deja de ser, al mismo tiempo, muy estadounidense.
¿Qué nos puedes contar sobre tus futuros proyectos?
Que están en fase de desarrollo y comparten cierta intención histórica, explorando mis propias preocupaciones sobre EE.UU y su supuesto carácter de utopía, de tierra de las oportunidades que nos han tratado de vender. En concreto, uno gira en torno al surgimiento del Ku Klux Klan, mientras que el otro tiene la medicina durante los años 70 como tema principal y explora la práctica de la lobotomía. Esta última será más cómica.