El documental Política, manual de instrucciones se estrena este 3 de junio en 22 salas españolas. El largometraje cuenta la historia de la formación política Podemos, tras el éxito cosechado en las elecciones europeas, donde consiguieron cinco diputados. La historia sigue las peripecias del grupo de Pablo Iglesias desde la asamblea de Vistalegre hasta las elecciones generales celebradas en diciembre de 2015. Su director Fernando León de Aranoa (Un día perfecto) ha hablado con SensaCine.
¿Cómo fue el proceso de seguimiento de Pablo Iglesias y los integrantes de Podemos?
Se realizó con un equipo muy pequeño, con el que yo había trabajado antes. La intención era que fuera lo más invisible posible, para que generara poca interferencia en las situaciones y también que fuera el mismo durante todo el año, para no alterar y establecer una rutina. Cuando te metes en una rutina, intentas no alterarla para que sea lo más real y natural posible. En paralelo, íbamos montando el material, casi siempre con un par de meses de diferencia sobre la realidad, lo cual era al principio una carencia. Pero estaba muy bien cuando descubrimos que nos permitía poder tener un poco de perspectiva sobre lo que estaba pasando y si era esencial o no. Muchas veces íbamos improvisando entrevistas sobre la marcha. No queríamos que fueran entrevistas que se habían hecho en pasado.
¿Qué tiene de real o de ficticio el documental?
Es casi impensable que después de un año de seguimiento y más de 500 horas filmadas haya una interpretación o una puesta en escena. No es lo que sucedió. Todo lo que pasa ante la cámara es real. Llevo 20 años haciendo películas y es muy fácil saber cuándo un actor está interpretando o cuándo está siendo real. Para mí, una de las cosas más sorprendentes y uno de los logros del documental es el hecho de que desde tan temprano ellos actuaran como si la cámara no estuviera allí, de una manera tan real y tan directa, y sin que les sorprendiera.
¿Cuál ha sido el criterio para la elección de las imágenes?
La estructura te la vas encontrando en el proceso del montaje. Podemos no puso ninguna condición para el documental. No queríamos hacer un 'biopic' ni contar una historia que no habíamos vivido antes de las elecciones europeas. Creo que fue una suerte y un acierto empezar justo antes de esa asamblea de Vistalegre. Es un poco el comienzo natural de la historia; eso lo teníamos claro. Era el momento en que empezó a montarse la estructura, su intención de política y donde establecieron un poco cómo iban a ser sus constantes, y ese momento es muy importante. Si hubiéramos empezado tres meses después, hubiera sido una pena. No estaríamos contando la historia completa. Del mismo modo, sabíamos que el arco natural iba hasta las elecciones. El criterio era siempre que ellos fueran partícipes, de contar el trabajo interno y no los resultados; también de contar los buenos y los malos momentos, las celebraciones y las crisis y momentos de dificultad. Porque sin unos, los otros no se pueden explicar.
¿Por qué contar la historia desde la perspectiva de Podemos únicamente?
Ya de por sí se presenta como la historia de un candidato que se presenta a unas elecciones con los otros partidos, lo cual es entretenido. Se han hecho muchos documentales de campaña sobre Barack Obama o Bill Clinton. Sin embargo, en este caso, había un segundo elemento que lo hacía aún más interesante, que es el hecho de que ese partido, a la vez, se estaba dando forma. Eso daba la sensación de que había dos tramas en paralelo, igual de intensas las dos, y eso tenía algo de mayor dificultad que iba a añadir más tensión a la empresa que nosotros finalmente íbamos a contar. Como materia narrativa, me parece una historia muy interesante. Si el documental sirve para algo es para contar procesos como ese... si tienes la suerte de que te dejen el acceso necesario para hacerlo bien y honestamente.
No estuvo presente en todas las grabaciones. ¿Cómo supervisó el rodaje?
Trabajando con gente muy buena que podía ser autónoma perfectamente sin mí. Es lo fundamental. Personas con las que he rodado anteriormente en situaciones muy delicadas. Lógicamente, intenté estar al principio porque, de alguna forma, es donde estableces, no solo la relación, sino también el tipo de trabajo, la manera de rodar, cuestiones técnicas, narrativas o estilísticas. Después de eso era mucho más lógico que me volcara en el montaje, con lo cual el equipo siguió funcionando autónomamente. Esta es a veces la mejor manera. Lo mejor, realmente, era incluso que no estuviera yo, que siempre puedo mediatizar más. En los momentos más delicados prefería que estuvieran solo la cámara y una persona de sonido como mucho. Así no había ningún tipo de mediación con lo que estaba pasando.
En algunos momentos, el documental parece ir dirigido hacia un público capaz de entender todo aquello que se habla. ¿Hacia qué tipo de espectador va dirigido el filme?
La idea era que la película hablara a todos los espectadores, un documental que pudiera interesar a gente distinta y cuya intención de voto no fuera sólo votar a Podemos. Hemos buscado un equilibrio que nos ha parecido el adecuado. Simplificarlo mucho para que fuera asequible para cualquier espectador nos parecía matar el documental y volverlo más denso o más complejo de lo que es ahora mismo.
La música de percusión es uno de los elementos clave. ¿Por qué decidió incluirla?
La verdad es que la idea de trabajar con percusión en el documental apareció en mitad del montaje, concretamente con la de Antonio Sánchez, un gran batería. Nos parecía que era muy adecuada para la película porque la batería ya tiene una cosa despegada y es elegante. Puede ayudar a transmitir cosas que estaban pasando durante la película pero que tienen que ver con el caos en algunos momentos, con el desorden, con la confusión, con el ruido. En otros momentos, la percusión puede ordenar, puede transmitir una dinámica de avance cuando las cosas están funcionando. Pese a que la percusión es muy sonora, creo que podía ayudarnos a contar la historia de una manera más elegante.
¿Condiciona el voto el documental?
Creo que la campaña va a afectar mucho más a la película que lo que la película va a afectar a la campaña. El planteamiento de la película está en contar una historia y es lo que les planteamos a ellos. En el documento que les hicimos llegar antes de realizar la película, una de las condiciones decía que este no es un documental de campaña. No habla a corto plazo; habla a medio y a largo plazo. Si tiene algún tipo de beneficio o rédito es por haber dejado registro de un momento que sentimos que puede llegar a ser importante y excepcional. No para ahora, sino para la gente de dentro de diez o 15 años que quiera entender qué pasó en España en 2014. Esa es la intención. A partir de ahí, creo que nadie esperaba que iba a haber una repetición de elecciones y la película, de alguna forma, sigue su término natural. Está lista para ser estrenada y, en todo caso, no está preparada para estrenarse en campaña.
¿Cuál ha sido la reacción de Podemos?
La reacción fue buena. Yo creo que respondieron bien a la película, pero pienso que, sobre todo, porque se encontraron con la película que les dijimos que íbamos a hacer; que lo que hay en la pantalla se parece mucho a lo que imaginamos hace dos años y a lo que les propusimos a ellos.