4. "Que el agua parezca sexy".
Una de las mayores obsesiones de Pixar pasaba por generar un entorno submarino que fuera lo más real posible o, en palabras del director "que el agua parezca sexy". Durante la visita, el jefe de iluminación nos explicó que los juegos entre luz y agua eran fundamentales. Cuando metemos un lápiz en un vaso, la imagen se distorsiona debido al fenómeno óptico de la refracción. Ya habían experimentado con líquidos en Ratatouille o Up, pero la inmensidad del océano lo complicaba todo.
El Instituto de Biología Marina contiene un sinfín de espacios cerrados de diferentes tamaños y en los departamentos de fotografía e iluminación pensaron: "¿Cómo lo hacemos?". Empezaron con normas muy básicas: apoyar la historia y mejorar el comportamiento del agua en situaciones en las que Dory se sintiera atrapada o desorientada, ampliar los exteriores a través de los reflejos y no sólo llenar el espacio para que pareciera agua. Ir un paso más allá. "La tecnología ha cambiado muchísimo. Todo es más depurado", asegura Lasky. "No queríamos plasmar simplemente lo que vimos en 2003, sino adaptar nuestros recuerdos a la tecnología actual [...] Como artistas, no queríamos hacer lo mismo; queríamos que fuera y se viera distinto y asumir nuevos retos". "Pensamos en qué podíamos aportar", remata Megibben. Aunque bromearon sobre el tema, el 'MoCap' bajo el agua estaba descartado.
5. Nada es gratuito en los escenarios.
Don Shank y Paul Abadilla se encargaron de diseñar los escenarios donde, como nos dicen, "nada era gratuito". El arrecife es el hogar de Dory y, como tal, tenía que dar una sensación de comodidad. El equipo empezó pensando en las formas y los colores y, por ejemplo, utilizaron un aspecto curvilíneo, redondo y multicolor para plasmar que los peces se encontraban a salvo. Por el contrario, en el Instituto predominan las formas lineales y geométricas y los colores grises y verdes industriales. Después tenemos el bosque de algas marinas, turbio pero mágico, que Stanton describe como "un bosque de secuoyas submarino" y donde también prevalecen los verdes. "No es seguro", recuerda Abadilla. "Queríamos que los escenarios fueran un termómetro emocional de los personajes", añade Shank.
Pixar ha hecho mucha investigación 'in situ' y, aunque empezaron a trabajar con tanques, tomaron fotografías en la costa de California y se quedaron maravillados con los cambios de colores. Hubo pruebas de todo tipo, hasta de cómo se comportaban los moluscos al adherirse a los pilares. "Nunca sabemos qué va a ser útil", advierten los dos. Si te fijas bien, verás que el Instituto, más allá de su apariencia melancólica, también es un organismo vivo. "No es algo estéril. La gente trabaja ahí y vive ahí", sigue Shank. "Pensaban que estábamos locos al sacar fotos pero nos sirvió muchísimo trabajar en entornos reales, también desde el punto de vista de nuestros protagonistas". Definir lo que veía el pulpo Hank desde el suelo, pensar en cómo eran los trabajadores del Instituto... "Tienes que conseguir que los entornos vacíos parezcan vivos porque, en realidad, hay mucha vida en ellos", concluye Abadilla.
6. La "Touch Pool" como pista de obstáculos.
En un momento de la película, Dory y Hank acaban parando en una "Touch Pool", una piscina dentro de las instalaciones del Instituto en la que los niños pueden tocar e interactuar con peces y otros seres vivos -estrellas de mar, erizos de mar...- para que no les den miedo. Lo estudiaron todo en entornos reales; desde los materiales con los que estaban construidas, las tonalidades del agua... "Parte de mi trabajo consiste en ser una especie de contratista que sabe cómo construirlo todo", bromea Abadilla. El pez cirujano y el pulpo de siete tentáculos viven la experiencia como si de una pista de obstáculos se tratase. "Pensamos en las manos como misiles o bombas que provocan burbujas en el agua".
Como curiosidad, y para diseñar los carteles para la "Touch Pool", Shank y Abadilla utilizaron a Riley de Del revés (Inside Out) y a sus padres. ¿Con qué fin? Para descifrar las escalas entre escenarios y humanos. La pregunta es: ¿Aparecerán de visita aunque sea a modo de 'easter egg'? Lo que está claro es que, incluso con la película terminada, los chicos de Pixar nunca descansan. "Todavía hago investigaciones [...] Tomamos cientos y cientos de fotos", cuenta Shank. "Incluso estando de vacaciones haces fotos de cómo se comporta el agua", avisa Abadilla. ¡Normal que se lleven tantos Oscar!