Jesús (Héctor Medina) es un joven cubano de 18 años que todavía no sabe quién es, ni lo que quiere hacer en la vida. Sólo está seguro de una cosa: la música es su pasión, y le encantaría actuar como artista en el local de 'drag-queens' de La Habana donde trabaja. Pronto le llegará la oportunidad de subirse al escenario, pero justo entonces su violento padre Ángel (Jorge Peruogorría) saldrá de la cárcel y se irá a vivir con él, prohibiéndole rotundamente que vuelva a actuar. Al menos, en un principio...
Este es el punto de partida de Viva, un drama musical que ha dirigido el irlandés Paddy Breathnach, y que en su momento fue preseleccionado para la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa en los Oscar. En SensaCine hemos tenido la oportunidad de charlar con su inclasificable director -cuyo anterior trabajo fue nada menos que un filme de terror, Cabeza de Muerte (Fungus Mortalitas)-, para descubrir las claves del filme.
Viva supone un gran cambio en tu carrera con respecto a anteriores trabajos, que han ido desde comedias hasta películas de terror…
Pero, de alguna forma, Viva es la más cercana a mi primer filme, Ailsa, por el cual gané el premio a Mejor Director Novel en el Festival de San Sebastián en el 94. Ambos son melodramas y, aunque sean muy diferentes, existe en ellos una manera común de reflejar mi experiencia con el mundo. Muchos periodistas dicen que Viva, para mí, es como un punto de partida, pero yo lo veo más como un regreso, y una obra muy personal. La verdad es que creo que últimamente había llegado a perderme un poco como cineasta, y Viva me ha permitido redescubrir mi propia voz.
Imagino que este "regreso" sería motivado por una idea muy potente. ¿Ocurrió algo que te motivara a tratar este tipo de historia?
Nunca me habían hecho esta pregunta antes, así que me voy a inventar la respuesta sobre la marcha (Risas). La idea de Viva se remonta a hace mucho tiempo, a una parte temprana de mi carrera en la que tuve que hacer frente al fallecimiento de mi madre. Años más tarde tuve una hija, quien por cierto aparece en la película, y creo que su nacimiento… no es que me motivara a hacer la película porque ya la estaba preparando por entonces… pero creo que sí me permitió hacerla de un modo determinado. Completó algo que yo necesitaba tener, que me expuso al mundo de una cierta forma, y que me hizo sentir como si hiciese mi primera película de nuevo. Desde luego, no podría decir que haya habido una sola cosa por la que acabé dirigiendo Viva, pero creo que la idea inicial fue una reacción a algo, y que pasaron cosas que me convirtieron en una persona diferente. Aunque, claro, no hay que olvidarse de Mark O’ Halloran, el guionista. La película es tan suya como mía.
Una de las cosas que destaca de esta película es la música, prácticamente omnipresente. ¿Cuál crees que es la importancia de la música en el cine y, en concreto, en esta película?
La música de Viva es como otro idioma del filme. Algo tan exuberante, que aporta una emoción a flor de piel, tan expresiva, que permite que el resto de la película exista de algún modo, es decir, que el melodrama y el naturalismo se eleven gracias a esta especie de teatralidad. Permite que algo que podría ser ordinario o mundano se convierta en interesante. Me proporcionó una valiosa herramienta a la hora de construir este melodrama, un género que hoy en día no es muy popular, pero es que es cierto modo lo que hemos creado: un melodrama naturalista. Y un musical moderno.
En la proyección de esta película en festivales extranjeros decidiste omitir los subtítulos de las canciones. ¿Obedeció esto a algún motivo especial?
En los festivales de cine siempre es la primera pregunta que me hacen (Risas). La primera vez que escuché las canciones de la banda sonora de Viva no entendí la letra, pero me emocionaron igualmente. De algún modo, entendí el mensaje. Y antes de subtitularlas, sobre todo en el caso de la última canción que suena, descubrí que no quería que la gente leyera. Quería que se centrara en la parte física de la actuación, implicándose sin ningún tipo de mediación en lo que ocurría en ese momento. Eso era más importante para mí que el hecho de que entendieran una letra que sí, era fantástica, pero cuyo sentido creo que podía comprenderse, en última instancia, de manera intuitiva. No era un diálogo, sino una acción, con sonido, imagen… y puede que se lo perdieran si tenían que leer. Puede que haya sido un error pero, si lo es, es exclusivamente mío. Soy responsable.
¿Cómo llegó Benicio Del Toro a ser productor ejecutivo del filme? ¿De qué modo ayudó a la promoción de Viva?
Benicio llegó al final de la película; de hecho yo le conocí en la fiesta de fin de rodaje. Él estaba por entonces en La Habana viendo una película que había dirigido Jorge Perugorría. Es muy amigo de mi director de casting, del actor Luis Alberto García y del mismo Jorge, y es un gran defensor de los actores cubanos… creo que incluso llegó a decir que Luis Alberto García es uno de sus artistas favoritos de todo el mundo. Hablando con él posteriormente le preguntamos si podría ayudarnos en la promoción del filme, para que pudiera verla más gente. Él tenía muchas ganas de apoyar y promover a los actores cubanos, con lo cual vio la película, dijo que era buena, y no dudó en prestarnos su ayuda. Y lo hizo por pura generosidad, para ayudar a sus amigos cubanos, y a Cuba en general.
Viva es encendido alegato por la igualdad, reivindicando los derechos del colectivo LGBT. ¿En qué estado crees que se encuentra la lucha por estos derechos? ¿En Cuba, en concreto?
Cada país está en un estado diferente… Irlanda por ejemplo, que es de donde vengo, ha sido siempre un lugar socialmente muy conservador, hasta que el año pasado hizo un referéndum para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, el cual fue aprobado, y que ha supuesto un cambio enorme. En el caso de Cuba, ha habido igualmente un gran desarrollo. Al principio, había una posición muy clara acerca del tema, y los miembros de la comunidad gay eran considerados como enemigos del Estado. Esto ya no es así. Hoy en día, en La Habana, son más abiertos, ofreciendo espectáculos para turistas con transformistas y ‘drag-queens’ involucrados… Sigue siendo, creo, un país muy machista, con mucho camino que recorrer, pero está mucho mejor de lo que estaba cuando fui por primera vez. Sé que no es fácil, pero sí lo es algo más de lo que era hace algunos años, y espero que Viva ayude de algún modo a que este cambio prosiga.