3: Sobredosis (Trainspotting, 1996)
Mark Renton (Ewan McGregor) volvía a consumir heroína tras librarse por los pelos de la cárcel, y su recaída acababa provocándole una monumental sobredosis, filmada de manera realmente original por Danny Boyle. Su camello conseguía que le llevaran al hospital para que fuera sometido a una reanimación de emergencia, mientras la música de Lou Reed -Perfect Day- le otorgaba un tono aún más dramático a la escena.
2: La caja (Seven, 1995)
Esta escena, que también figuró en nuestra lista de los 15 finales más sorprendentes de la historia del cine, acababa de convertir al 'thriller' de David Fincher, hasta ahora desarrollado de manera modélica, en una absoluta joya, imprescindible para comprender el género. El modo en el que el plan del psicópata interpretado por Kevin Spacey causaba la ruina moral y profesional de Mills (Brad Pitt) era descorazonador, y sumía al espectador en una congoja existencial que sólo pueden provocar las mejores, y más duras, películas.
1: El desembarco de Normandía (Salvar al soldado Ryan, 1998)
Finalmente, la mejor escena de una década repleta de momentos irrepetibles es la misma que sirve de apertura a una de las películas más celebradas de Steven Spielberg. Pocas veces el cine ha asistido a un despliegue de medios semejante al visto en la llegada de Tom Hanks y los suyos a la playa de Omaha con la intención de librar a Francia de los nazis. Con una utilización increíble de la cámara en mano, que nos hace sentir dentro del conflicto, esta secuencia es también la que mejor ha sabido retratar el caos y la atroz violencia, deposeída de cualquier heroísmo, que trae consigo la guerra.