Alrededor del año 2002, nadie en 20th Century Fox podría haber imaginado que su nueva producción animada, Ice Age, iba a tener el éxito suficiente como para motivar la realización de no una, sino hasta cuatro secuelas. La última es Ice Age: El gran cataclismo, que acaba de estrenarse y, a la espera de conocer su desempeño en taquilla, no está de más recordar cómo la saga de los animales prehistóricos llegó a acoger semejante relevancia. Sobre todo cuando, gracias a Den of Geek, hemos descubierto que, de no ser por Alien: Resurrección, jamás habríamos llegado a conocer a Sid y compañía.
Y es que la secuela dirigida por Jean-Pierre Jeunet en 1997 fue la primera gran ocasión que Blue Sky -estudio responsable de la franquicia animada- tuvo para demostrar el talento de sus animadores. Contratados para diseñar a los xenomorfos acuáticos -una de las principales novedades del filme protagonizado por Sigourney Weaver-, Mitch Kopelman y su equipo decidieron no sólo inspirarse en las demoníacas ilustraciones de H.R. Giger, sino también echarle un vistazo a la naturaleza, y tomar como referencia los movimientos del "diablillo de la oscuridad", una especie de iguana que sólo puede encontrarse en las Islas Galápagos.
Un paso decisivo para un estudio que, hasta el momento, contaba con pocos trabajadores y con aún menos dinero. "Cuando empecé en Blue Sky", revela el director de la primera Ice Age Carlos Saldanha, "éramos sólo un puñado de gente que hasta entonces se había dedicado a los anuncios de televisión". El co-fundador de la empresa, Chris Wedge, añade que "creamos Blue Sky con nuestro propio dinero, sin tener ningún inversor. Gracias a nuestros anuncios, y a los efectos visuales que diseñamos para algunas películas, Fox oyó hablar de nosotros".
Curiosamente, fue Disney quien dio a los fundadores de Blue Sky la primera oportunidad, contratando a Wedge y los demás -por entonces al cargo de MAGI, compañía ya extinta- para pulir el aspecto visual de Tron, estrenada en 1982. Más de una década después, el trabajo realizado por Blue Sky para Aliens: Resurrección fue tan aplaudido que el estudio se colocó en primera línea de la industria, trabajando también en Un ratoncito duro de roer, Titán A.E. o El club de la lucha -donde crearon a los pingüinos imaginarios de Edward Norton-, y atreviéndose con el tiempo a lanzar su primer filme de animación. Ahora, ya puedes ver la quinta parte de esta exitosa franquicia en los mejores cines, y descubrir así cómo ha evolucionado el trabajo de Blue Sky durante todo esto tiempo.