Un verdadero infierno
Tal y como decía el anuncio de las audiciones, el rodaje fue un infierno para los actores. No solo porque su alimentación fue escasa durante los ocho días de rodaje -únicamente comían barritas energéticas y plátanos-, sino porque los directores se esforzaron por crear un ambiente de misterio en el rodaje.
Antes de empezar a trabajar cada día, los actores recibían unos GPS con los que tenían que buscar cajas de leche que contenían las instrucciones para sus personajes. Cada uno de ellos debía abrir su papel correspondiente y leer qué iba a pasar con ellos en la película. El resto de sus compañeros no sabían nada, lo que ayudaba a la improvisación.
Los directores también querían que el miedo fuese real, por lo que asustaban a los actores. En la escena en la que Heather grita "¿Qué c*** es eso?" lo hace realmente, ya que un miembro del equipo se vistió de blanco y se puso un pasamontañas para asustarles. Josh, quien sujetaba la cámara, salió corriendo y no pudo grabarlo.
Además, hay un sonido que Mike Williams no olvidará. ¿Recuerdas los ruidos de niños que se escuchan fuera de la tienda? En realidad, se trata de los niños que vivían al lado de la casa de la madre de Eduardo Sanchez. Tony Cora los grabó y los reprodujo en el bosque con un equipo de sonido. El actor ha declarado que este fue el momento donde más miedo pasó de todo el rodaje.
El momento más mítico
La escena más recordada de la película es aquella en la que Heather se graba a sí misma completamente asustada y pide disculpas a los familiares de los amigos. Curiosamente, en el momento de grabar el monólogo, la actriz no sabía que tenía el zoom de la cámara al máximo y lo grabó con este encuadre sin querer. Por cierto, según filmschoolrejects, los directores también quedaron impresionados con la cantidad de moco que podía producir Heather Donahue.