BIEN: Evolución de los personajes
En 19 años nuestros queridos protagonistas han tenido tiempo de sobra para crecer y madurar. Por eso es interesante descubrir a qué han dedicado sus vidas y cómo se comportan ahora. Aunque el cambio más interesante es el de Draco Malfoy, a quien al fin vemos mostrarse tal y como es a medida que se sincera.
MAL: Salidas fuera de tono
Pero también esa evolución nos deja un sabor agridulce, ya que algunos personajes no acaban de encajar con la idea que teníamos de ellos. Snape haciendo chistes sobre lo terrible que debe ser estar casado con Ron, Dumbledore -su retrato, en realidad- llorando y hablando con total sinceridad o el propio Ron siendo una caricatura de lo que fue nos sacan por momentos de la historia.
BIEN: Relación padre e hijo
Uno de los puntos centrales de la obra es la relación entre padres e hijos, más concretamente entre dos -en realidad tres- progenitores y sus retoños. Tanto Albus como Scorpius están marcados por el pasado de Harry y Draco. Pero, además, vemos el dolor de Amos Diggory tras la pérdida de su hijo Cedric o la necesidad de Delphi de conocer a su malvado padre.
MAL: Nueva maldición
Y esto nos lleva al título en español de la obra, El legado maldito, que hace referencia tanto a lo complicado que es crecer a la sombra de Harry Potter como a la nueva maldición que aparece en sus páginas. Una maldición que no sabemos cómo surge, ni quién ha oído hablar sobre ella y que, por tanto, nos sorprende -para mal- tanto como a sus protagonistas.