BIEN: Dualidad entre el bien y el mal
Gracias a esa maldición podemos viajar en el tiempo junto a los protagonistas para intentar impedirla. Esas realidades alternativas nos permiten observar lo diferente que habría sido todo si algunos detalles -en apariencia sin importancia- se hubiesen alterado. Así, descubrimos con horror un mundo gobernado por Voldemort en el que hasta Cedrid Diggory se pasó al lado oscuro. Y es que, como siempre ha remarcado J.K. Rowling, hay luz y oscuridad en todos nosotros.
MAL: Agujeros de guion
El uso de los Giratiempos ha sido polémico desde el principio, pues muchos fans consideran que en El legado maldito se contradicen la naturaleza que conocíamos de estos objetos. Además, sigue resultando absurdo la facilidad con la que pueden colarse unos críos en el Ministerio de Magia o que Bellatrix Lestrange pudiese ocultar su embarazo y la existencia de la hija que tuvo con Voldemort.
BIEN: La importancia del amor
También gracias a los viajes en el tiempo -y a sus consecuencias-, los protagonistas se sinceran y comprenden la importancia del amor. El amor romántico, como el de unos Ron y Hermione alternativos que no se atrevieron a estar juntos; el amor paternal, como el que Lily y James sentían cuando dieron la vida por su hijo, y el amor que se tiene por los amigos, como el inmenso cariño que Albus y Scorpius sienten el uno por el otro.
MAL: Demasiado previsible
Por desgracia, el conjunto no deja de ser algo previsible, como si Rowling (junto a Jack Thorne y John Tiffany, co-escritores de la obra) hubiese recogido distintas teorías de los fans para juntarlas en una pieza teatral. Por ejemplo, que Delphi fuese en realidad la hija del Señor Oscuro solo sorprende porque nadie pensó en serio que Voldemort fuese capaz de engendrar vida y ocultarlo con éxito.
En definitiva, Harry Potter y el legado maldito contiene lo mejor y lo peor de este universo mágico creado por J.K. Rowling. Pero, a pesar de todo, con sus pros y con sus contras, sin duda merece la pena sumergirse en esta historia y dejarse llevar por la magia.