El estudio de animación LAIKA es realmente singular. Para empezar no está ubicado en California o en Nueva York, sino en Portland (la mayor ciudad del estado de Oregón), de donde es su fundador y máximo responsable Travis Knight. La manera en que ruedan sus películas ahí también es especial, ya que combinan la técnica del 'stop-motion', que existe desde los albores del cine, con la tecnología 3D más sofisticada, dando como resultado unas películas que cuentan con una estética tan bella como extraordinaria. Y qué decir de las historias que plasman en el celuloide, que también son de lo más originales y valientes, como bien evidencian sus tres títulos estrenados hasta la fecha: Los mundos de Coraline, El alucinante mundo de Norman y Los Boxtrolls. Ahora está a punto de aterrizar en nuestras pantallas el cuarto largometraje del estudio, Kubo y las dos cuerdas mágicas, que es otro prodigio de imaginación, fantasía y creatividad artística.
Viajé a Portland para charlar con las personas que han hecho esta obra maestra posible y conocer desde dentro los entresijos de este mágico estudio. De entrada fui recibido por el presidente Travis Knight, que además es uno de los mejores animadores en LAIKA, y que por si no tenía bastante trabajo también es el director de esta película. Con la simpatía y humildad que lo caracterizan, me explicó la génesis de este proyecto. “Mi padre era un emprendedor que viajaba por todo el mundo, y a veces de niño me llevaba con él", recordaba. “Nunca olvidaré la primera vez que fuimos a Japón, hace ya más de 30 años, porque me di cuenta de lo diferente que era la vida ahí de la que teníamos en Oregón. Y también, incluso a esa temprana edad, me impactó mucho la belleza y la estética de sus expresiones artísticas. Por tanto, su cultura siempre ha sido una parte importante de mi vida, y esta filme me ha dado la oportunidad de contar una historia épica en cuanto a la escala pero íntima en su naturaleza, mientras también rendíamos homenaje al arte japonés”.
Seguí a Travis a través de su espectacular y laberíntico estudio, poblado de increíbles decorados construidos con una minuciosidad y atención al detalle casi sobrehumana, donde los distintos artistas de LAIKA recrean las secuencias a un ritmo de unos 15 fotogramas al día, que se traduce en algo más de 3 segundos de película a la semana de media. Cada sala que visitaba me impresionaba o sobrecogía aún más que la anterior. Y es que parece increíble que en este mundo tan impaciente y viral todavía haya personas que tengan la dedicación y pasión por este arte del 'stop-motion'.
“Nosotros aquí en LAIKA reverenciamos la tradición, que a su vez combinamos con nuestra pasión por los últimos avances tecnológicos”, resume Knight, “aunque reconozco que combinar artesanía con tecnología tiene sus complicaciones. La técnica del ‘stop-motion’ en su esencia no ha cambiado mucho desde los tiempos en que Georges Méliès estaba mandando cohetes a la luna en sus películas. Así que tenemos artistas que trabajan todo el día creando cosas con sus propias manos junto a cerebritos ideando nuevas tecnologías y soluciones”.
La importancia de los personajes
Pero en LAIKA tampoco se olvidan de lo más importante, que es contar una gran historia con sólidos personajes. “La forma no debe estar por encima del fondo”, recalcaba el cineasta, “porque al final lo que la audiencia quiere es ver una historia que les apasione y transmita algo especial, y no tanto ocuparse de cómo lo hayas hecho”.
En palabras de la productora Arianne Sutner: “Vista desde fuera, Kubo y las dos cuerdas mágicas es una gran aventura que explora distintas mitologías; pero en el centro de todo está la historia íntima de un niño en busca de su familia y de sí mismo.” “¡En efecto!”, continúa exclamando el guionista Chris Butler, “lo que a mí más me atrajo es precisamente la odisea en busca de su familia. Y no es la primera vez que tenemos a niños en nuestras películas, aunque lo que hace que Kubo sea tan especial es precisamente la situación en la que se encuentra al comienzo de la historia y que lo llevará a embarcarse en esta gran aventura”.
En su viaje, Kubo se cruzará con aliados inesperados y monstruos terroríficos. Entre los primeros destacan dos personajes tan geniales como entrañables: Monkey y Beetle. “Me gusta Beetle porque es un especie de cabeza-hueca”, bromea Butler. “Por tanto, cualquier cosa que escribas con él tiene gracia. ¡Y también me encanta Monkey! Es un personaje femenino muy fuerte que sabe lo que quiere y que, en definitiva, es de armas tomar…”
“Y al juntarlos jugamos un poco con esa dinámica de extraña pareja que da pie a buenos momentos de humor”, remata Sutner con una sonrisa. “Además, todos juntos forman una especie de familia donde sus miembros se quieren pero también discuten. Así que es un viaje enmarcado en un escenario mitológico nunca visto, que a su vez tiene momentos que recuerdan a cuando estás con tus padres y hermanos en el coche. Y todo eso fue muy divertido de explorar”.
Familiarizarse con la cultura japonesa
Me resultó fascinante conocer a algunas de las personas responsables de físicamente crear estas figuras y marionetas, que me revelaron algunos de sus secretos. En palabras de Georgina Hayns: “Siendo el tamaño del filme mucho mayor que cualquiera de nuestros títulos anteriores, había que trabajar con muchos departamentos distintos para lograr construirlos; aunque el proceso no haya variado mucho a lo largo de los años, ya que todos tienen un esqueleto interno sobre el que colocamos la piel, el pelo o un traje”.
Para ello, la directora de vestuario Deborah Cook tuvo que familiarizarse con la cultura japonesa. “Leí mucho acerca de las vestimentas tradicionales japonesas y lo que significaban, también desde el punto de vista socioeconómico. Los kimonos en concreto se ajustan al cuerpo de manera especial y tienen distintas partes sueltas que requirieron de un esfuerzo añadido por nuestra parte para que tuvieran el aspecto final deseado. Todo esto era algo nuevo para nosotros”.
Como nuevo fue también el reto añadido de diseñar las figuras de origami, inspiradas por esa técnica ancestral japonesa de construir cosas usando papel, que Kubo a su vez utiliza para contar historias. Hablando del personaje central de la historia, Travis Knight reconocía lo siguiente: “Kubo es un joven cuentacuentos, un artista callejero que cuida de su madre en la cueva donde viven junto al mar, que baja todos los días al pueblo para contar historias con la ayuda de las figuras de origami a las que insufla vida gracias a su mágica guitarra; pero también tienen un misterioso pasado que volverá para atormentarlo y ponerlo a prueba”.
Y hablando de magia, no podemos olvidar el trabajo del equipo de efectos visuales, liderado por Steve Emerson, que nos reconocía lo difícil que había sido recrear el agua que aparece en la película. “El elemento líquido siempre ha sido un problema para la animación ‘stop-motion’. ¡Y nosotros tuvimos que crear un océano! Así que trabajamos codo con codo junto a los demás departamentos del estudio hasta finalmente dar con el ‘look’ que perseguíamos”.
Tradición, modernidad e innovación
Una de las cosas que más me impresionó de mi visita fue ver el tamaño de los decorados, así como de algunos monstruos que aparecen en el filme, y contrastarlo todo con el minucioso detalle de las expresiones faciales de cada marioneta o figura, ¡que sólo en el caso de Kubo llegaron a ser unas 50 millones distintas! Brian McLean se sirvió de una impresora 3D para crear estos distintos rostros, que luego eran colocados – como si de una colección preciada de sellos se tratara – en unos maletines. Al abrir uno de ellos me quedé realmente maravillado.
A medida que el día y mi visita concluía, mi admiración y el respeto que sentía por el trabajo que están llevando a cabo en LAIKA era difícil de calificar con adjetivos. Esa combinación de tradición con modernidad e innovación están muy presentes en este extraordinario estudio de animación, para después contar historias que no sólo entretienen a toda la familia, sino que permanecen contigo tras abandonar la sala de cine.
Sobre el futuro del estudio Knight comentaba lo siguiente: “Como sólo tenemos 10 años seguimos siendo bastante precoces, pero cuando miro hacia el horizonte y a los proyectos que tenemos entre manos reconozco que estoy muy ilusionado”.
Kubo y las dos cuerdas mágicas cuenta con las voces de Charlize Theron, Ralph Fiennes y Matthew McConaughey; entre otros. La película llega a las salas de cine el 26 de agostso. Sobre estas líneas, no te pierdas el tráiler.