Recuerdo cuando ayer por la tarde le contaba a mis más allegados que el martes partía a cubrir el Festival de Cine Fantástico de Sitges, que la mayoría de las expresiones que me soltaron eran algo así como: “vas a pasar mucho miedo”. Incluso mi padre llegó a afirmar que iba a ver películas de zombis y cucarachas gigantes. Claro, es lo que la mayoría de las personas suponen que te vas a encontrar en este tipo de certámenes. Pues bien, hoy me he estrenado viendo, nada más y nada menos, que dos películas románticas. Sí como lo están leyendo, amigos (¡zas, en toda la boca!).
Abro esta crónica con Equals, cinta de ciencia ficción dirigida por Drake Doremus (responsable de títulos como Breathe In o Like Crazy), con claras reminiscencias a la obra de Huxley, Un mundo feliz. En ella, los humanos son representados por seres prácticamente inertes bajo un férreo sistema de control. Las relaciones amorosas están prohibidas y los sentimientos se tratan como una enfermedad llamada SOS. De hecho, llegamos a ver al comienzo de metraje como un individuo se suicida, mientras sus congéneres comentan la jugada impertérritos. Y es en esa tesitura, cuando nuestro protagonista (el muy solicitado actualmente en Hollywood, Nicholas Hoult) comienza a notarse enfermo, y a entrar en la fase 1 del SOS: vamos que, se está enamorando de su compañera (Kristen Stewart en un papel hecho totalmente a su medida). Puede parecer una suerte de La Saga Crepúsculo 2.0 pasado por el aro del ‘sci-fi', pero Doremus va más allá que la simplona obra de Stephanie Meyer e intenta hacer un tratado sobre las relaciones humanas, cargado de poéticas escenas. El problema es que el filme decae bastante en su segunda parte, a partir del primer encuentro sexual de los protagonistas, y acaba haciéndose algo tedioso. Al final la papeleta la salvan unos secundarios de lujo, entre los que se encuentran Guy Pearce (que repite con el director), Jacki Weaver y David Selby. Salimos de la sala con la idea que de que nos han tratado de vender algo muy novedoso, pero que en el fondo hemos visto mil veces, y también preguntándonos cómo es posible que una cinta que cuenta con dos de las mayores estrellas jóvenes del panorama actual aún no tenga fecha de estreno en nuestro país.
Si Equals no puede ser encarada como una Saga Crepúsculo 2.0, tras el visionado de Salvación uno no puede evitar pensar cuánto daño ha hecho la obra de Stephanie Meyer al género fantástico-vampírico. Presentada por su directora, dentro de la sección Nuevas Visiones, el filme es una producción de ESCAC Films. Los seguidores del certamen ya conocerán la extensa relación que hay entre éste y la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya. Por aquí han pasado cintas de jóvenes realizadores salidos de la escuela como Animals de Marçal Forès o Los inocentes, dirigida por catorce alumnos de la misma. No es de extrañar, por tanto, que la ópera prima de Denise Castro también ocupe un hueco en la programación. El debut de la catalana es una cinta romántica, con tintes sobrenaturales que nos transmite la relación de amor y amistad entre una niña enferma de corazón y un supuesto vampiro, que comparte planta con ella en el hospital, en el que se encuentra ingresada. Como, lamentablemente, ocurre en muchas ocasiones, la actuación de unos protagonistas semi amateur lastran la producción. A pesar de ello, la directora sabe recurrir a buenos trucos de montaje y filmación para evadir la escasez de presupuesto. Al final todo se queda en una tramposa cinta de amor adolescente que, pese a sus buenas intenciones, no consigue despertar en mi persona el más mínimo interés. Pese a ello habrá que estar atento a los próximos trabajos de Castro, ya que es de alabar el empeño hoy en día por sacar una cinta de cuidada factura visual y sonora, prácticamente sin financiación. El contenido de la misma ya es otra cosa…
Y ahora vamos con lo mejor del día. La, siempre querida por la crítica, sección Seven Chances es una facción del Festival en la que se proyectan siete películas que han generado buenas opiniones, algo de controversia, o bien porque merecen estar ahí por algún motivo (hace unos años pudimos disfrutar la denostada en Cannes: Passion de Brian de Palma). En este caso, los programadores han elegido hoy el western In A Valley of Violence. Dirigido por Ti West, todo un asiduo al festival (por aquí han pasado cintas suyas como The House of the Devil o Sacrament), el filme está protagonizada por John Travolta y Ethan Hawke (en la segunda vez que le vemos este año con sombrero de cowboy, tras Los 7 magníficos). Éste último se mete en la piel de una suerte de Llanero solitario, que da con sus huesos en un inhóspito pueblo, regido a su antojo por una panda de infames paletos al servicio de un Marshall sin escrúpulos. Tendrá que huir de allí, pero lo que desconoce al marchar, es que volverá para cobrarse una justa venganza. El filme se mueve a caballo entre la parodia al western clásico y el homenaje al spaguetti de Sergio Leone, bebiendo en gran parte de los últimos filmes de Quentin Tarantino. Estamos ante cine disfrutable cien por cien, en el que apreciamos que West es un director fan del género que rueda y sabe tocar la fibra, cuando hace falta, o divertir al espectador, cuando éste lo precisa. Normal que a la salida escuchásemos comentarios como “brutal” o “la leche”. Y es que con cine así, sea fantástico o no, da gusto, amigos.